Domingo XXIX del Tiempo Ordinario Ciclo A
Padre Emilio Betancur Múnera
DIOS Y EL GOBERNANTE
¡Cómo es posible que un profeta judío hubiera dicho que el rey de Irán, Ciro, era el
Mesías! Con otros nombres esto sigue ocurriendo en la historia.
Cuando Isaías afirmo esto, Israel estaba en el exilio de Babilonia. Hacia 50 años
que la armada de Nabucodonosor había tomado a Jerusalén, destruido el templo y
llevado a los pocos judíos que quedaban como prisioneros de guerra.
Los comentarios de una conquista por parte de Ciro, el rey persa, fueron acogidos
como “buena nueva” por los deportados por respetar la vida de los vencidos y
permitir el retorno. Este es el contexto de la profecía de Isaías, “Palabra del Seor
al rey Ciro” esa fue la frase para referirse a los exiliados y recreándoles la
esperanza con base a la fidelidad de Dios a la Alianza para no abandonar al pueblo
elegido: “A causa de mi servidor Jacob y de Israel su elegido” Esto dicho a un
pueblo que había perdido todo, tierra, descendencia, rey y templo, no podría más
que hacer exclamar a Isaías: “Jacob es el servidor de Dios e Israel es su elegido”
porque Dios no puede negarse a sí mismo, agrega san Pablo.
El texto (Is 45,1-4-6) no es un himno al rey Ciro, Yahveh lo pone en su lugar para
evitar la tentación de idolatría en babilonia. Cuando Ciro va de victoria en victoria
Isaías reitera que Dios es el verdadero Señor que hace de la lucha de un rey
pagano una victoria para Israel. “Todo ocurri para bien de los que aman a Dios,
concluirá Pablo (Rm 8,28)
La historia el dio la razón a Isaías con la conquista de Babilonia en el 539 a.C. ¿Por
qué Ciro es llamado Mesías? Por ser elegido de Dios para salvar a Israel el pueblo
elegido por Dios.
JESÚS NO ES TRAMPOSO
En el texto del evangelio se resalta la hipocresía de los fariseos por dos razones,
primero porque estaban haciendo una pregunta ya resuelta desde hacía tiempo. En
Jerusalén había que pagar impuestos porque de lo contrario se estaba al margen de
la ley, y eso no lo querían los fariseos ni los partidarios de Herodes, pagar
impuestos al emperador era dar al Cesar.
Hipócritas porque los fariseos no hacían una pregunta sino que estaban poniendo
una trampa “buscaban como coger a Jesús en la trampa”; pero tratándolo de
manera respetuosa: “Maestro sabemos que eres sincero y enseas con verdad el
camino de Dios, y que nada te arredra, porque no buscas el favor de nadie. Dios
que piensas, ¿es lícito o no pagar el tributo al Cesar?
Tiene que escoger entre invitar a los judíos a rechazar el impuesto exigido por los
ocupantes romanos, así podría denunciarlo ante las autoridades, o bien aconseja
pagar el impuesto y se podría desacreditar ante el pueblo como colaborador del
poder extranjero, así ¿cómo podría ser reconocido Mesías?
Jesús no les pone una trampa sino que les responde con la verdad: “Dad al Cesar lo
que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.
El Cesar es quien tiene el poder. Seguro que los fariseos conocían muy bien el texto
de Isaías sobre Ciro en el que Dios cambio una realidad política por el bien de
Israel. No olvidemos que Cesar era el título dado a Tiberio.
PROMESAS Y LIBERACIÓN
Siempre que busquemos la liberación, en todo sentido, de las personas se cumple
la promesa de Dios y se podría cantar: “Alabemos la grandeza del Señor con un
cantico nuevo, cantemos al Señor porque él es grande, alaben al Señor los pueblos
del orbe, caigamos en su templo de rodillas” (Sal 95).
Son las mismas gracias con las que empieza el primer escrito del Nuevo
Testamento, recordemos que los evangelio son posteriores a los escritos de Pablo.
Tesalonicenses se escribió unos veinte años después de la resurrección del Señor.
Tesalónica queda en Europa al norte de Grecia en la región de Macedonia. Antes
de llegar allí Pablo ya había fundado comunidades en Turquía. Allí Pablo recibió la
misión, en sueños, de ir a Macedonia a anunciar la Buena Nueva (Hech 16,10)
Filipos es la primera etapa, allí fueron hechos prisioneros y liberados por un temblor
de tierra la segunda etapa fue Tesalónica. Allí explicó las Escrituras identificando a
Mesías que anunciaba como el que había sufrido, muerto y resucitado: Quedaron
convencidos algunos judíos y muchos griegos y mujeres de la alta sociedad, pero la
furia de los judíos les mostraron prudente dejar la ciudad.
Tesalnica era una Iglesia pequea pero exaltada pastoralmente por Pablo: “En
todo momento damos gracias a Dios por ustedes y los tenemos presentes en
nuestra oraciones”. Para Pablo cuando los creyentes se encuentran disponibles a la
palabra y se dejan transformar por ellos, es el Espíritu de Dios quien actúa.
MONEDA Y CORAZÓN
El Cesar esta en todo su derecho de exigir el pago de los impuestos pero cuando
exige ser llamado “Seor” expone a los judíos a la idolatría y con esto no se puede
transigir. Para Mateo esta era la realidad más hipócrita.
Dando a Dios lo que es de Dios se reconoce a Jesús como Dios. La pregunta que le
hacen a Jesús se refería a los impuestos indirectos que se podrían pagar en
especie, estos impuestos gravaban la propiedad rural, cosechas y ganados, y la
propiedad privada. Judas, el galileo había pedido alguna vez a los judíos que no
pagaran impuestos a Roma porque su “único Seor era Dios”.
Jesús pidió un denario porque el tributo era en dinero romano. A los discípulos que
viven en el mundo de Roma y en el de Dios se les pide fidelidad a ambos mundos
hasta que el Reino de Dios se establezca como único Reino.
La gente se maravilló de lo importante que acababa de ocurrir, la imagen del Cesar
estaba en una moneda pero la de Dios estaba en el corazón; hay que sufrir y llorar
más por la pérdida de la imagen de Dios que por la pérdida de plata, un daño
interior es más grave que una pérdida material y exterior, hoy nos preocupamos
menos por el interior que por el exterior, somos incluso profesionales de
“exteriores”.
LECTURAS
Isaías 45, 1. 4-6
Así dice el Señor a su Ungido, a Ciro, a quien lleva de la mano:
«Doblegaré ante él las naciones, desceñiré las cinturas de los reyes, abriré ante él
las puertas, los batientes no se le cerrarán.
Por mi siervo Jacob, por mi escogido Israel, te llamé por tu nombre, te di un título,
aunque no me conocías.
Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí, no hay dios.
Te pongo la insignia, aunque no me conoces, para que sepan de Oriente a
Occidente que no hay otro fuera de mí.
Yo soy el Señor, y no hay otro. »
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Salmo responsorial
Sal 95, 1 y 3. 4-5. 7-8. 9-10a y e (R.: 7b)
R. Aclamad la gloria y el poder del Señor.
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra. Contad a los
pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R.
Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos los
dioses. Pues los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha
hecho el cielo. R.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor, entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.
R.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: «El Señor es rey, él gobierna a los pueblos rectamente.» R.
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Primera Tesalonicenses 1, 1-5b
Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el
Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz.
Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en
nuestras oraciones.
Ante Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el
esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro
Señor.
Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se
proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza
del Espíritu Santo y convicción profunda.
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EVANGELIO
Pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios
Mateo 22, 15-21
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para
comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos
partidarios de Herodes, y le dijeron:
-«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a
la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos,
pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:
-«Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto. »
Le presentaron un denario. Él les preguntó:
_«¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron:
-«Del César.»
Entonces les replicó:
-«Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. »