Lunes 17 de Octubre de 2011
Lunes 29ª semana de tiempo ordinario 2011
Romanos 4,20-25
Hermanos: Ante la promesa de Dios Abrahán no fue incrédulo, sino que
se hizo fuerte en la fe, dando con ello gloria a Dios, al persuadirse de que Dios es
capaz de hacer lo que promete, por lo cual le valió la justificación. Y no sólo por él
está escrito: "Le valió", sino también por nosotros, a quienes nos valdrá si creemos
en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado
por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.
Interleccional: Lucas 1,69-75
R/Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Nos ha suscitado una fuerza de salvación / en la casa de David, su siervo
/ según lo había predicho desde antiguo / por boca de sus santos profetas. R.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos / y de la mano de
todos los que nos odian; / realizando la misericordia / que tuvo con nuestros
padres, / recordando su santa alianza. R.
Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. / Para concedernos
que, libres de temor, / arrancados de la mano de los enemigos, / le sirvamos con
santidad y justicia, / en su presencia, todos nuestros días. R.
Lucas 12,13-21
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: "Maestro, dile a mi
hermano que reparta conmigo la herencia." Él le contestó: "Hombre, ¿quién me ha
nombrado juez o árbitro entre vosotros?" Y dijo a la gente: "Mirad: guardaos de
toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus
bienes."
Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y
empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se
dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y
almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí
mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come,
bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la
vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para
sí y no es rico ante Dios."
COMENTARIOS
¡Qué fácil resulta para muchas personas buscar inútilmente en los bienes
materiales la felicidad, el bienestar, el progreso social, económico y político! Y
muchos se desviven más allá de lo razonable en acumular, pensando que en ello
está el verdadero sentido de la vida. Sin embargo, la auténtica felicidad la tenemos
al alcance de la mano: basta tener suma confianza en Dios y dejarnos guiar por sus
manos.
La búsqueda del Reinado de Dios debiera ser el tema central de nuestro
quehacer diario. Habríamos de tener en cuenta que más importante que acumular
riquezas materiales es atesorar riquezas espirituales que Dios nos pone al alcance
de la mano: bondad, perdón, reconciliación, amistad, alegría de vivir, visión
optimista de la vida, y el amor, que nos permitirán luchar contra la ambición y
avaricia humanas, que nos alejan de Dios.
Debemos aprender a gozar del valor principal de toda la humanidad: el
don de la vida que, al final, es la mayor riqueza que podemos obtener. Confiando
en Dios, seremos capaces de ir aumentando esa riqueza, viviendo en paz y en
armonía con uno mismo y con los demás.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de servicios KOINONÍA)