Miércoles 19 de Octubre de 2011
Miércoles 29ª semana de tiempo ordinario 2011
Romanos 6,12-18
Hermanos: Que el pecado no siga dominando vuestro cuerpo mortal, ni
seáis súbditos de los deseos del cuerpo. No pongáis vuestros miembros al servicio
del pecado, como instrumentos para la injusticia; ofreceos a Dios como hombres
que de la muerte han vuelto a la vida, y poned a su servicio vuestros miembros,
como instrumentos para la justicia. Porque el pecado no nos dominará: ya no estáis
bajo la Ley, sino bajo la gracia. Pues, ¿qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la
Ley, sino bajo la gracia? ¡De ningún modo! ¿No sabéis que, al ofreceros a alguno
como esclavos para obedecerle, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis:
bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia? Pero,
gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de
corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados y, liberados del
pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia.
Salmo responsorial: 123
R/Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte / -que lo diga Israel-, / si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte, / cuando nos asaltaban los hombres, /
nos habrían tragado vivos: / tanto ardía su ira contra nosotros. R.
Nos habrían arrollado las aguas, / llegándonos el torrente hasta el cuello;
/ nos habrían llegado hasta el cuello / las aguas espumantes. / Bendito sea el
Señor, que no nos entregó / en presa a sus dientes. R.
Hemos salvado la vida, como el pájaro / de la trampa del cazador; / la
trampa se rompió, y escapamos. / Nuestro auxilio es el nombre del Señor, / que
hizo el cielo y la tierra. R.
Lucas 12,39-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Comprended que si supiera
el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo
mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el
Hijo del hombre." Pedro le preguntó: "Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros
o por todos?" El Señor le respondió: "¿Quién es el administrador fiel y solícito a
quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a
sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así.
Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa:
"Mi amo tarda al llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a
comer y deber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y la hora que
menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El
criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra
recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá
pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más
se le exigirá."
COMENTARIOS
Los administradores de la comunidad, cualquiera que sea su procedencia,
deben ponerse al servicio de los demás y prestar ayuda para que en la comunidad
no falte nada (12,42). Jesús declara «dichoso» al «administrador fiel y sensato» a
quien «el Señor -término característico del Resucitado-, cuando llegue, lo encuentre
cumpliendo con su encargo». El que haga esto, como lo hace Jesús, llega al mismo
nivel que su Señor (cf v. 37). «Os aseguro que le confiará la administración de
todos sus bienes» (12,44). El primer encargo que le ha confiado ha sido el servicio
de la mesa y de la despensa: la distribución equitativa de los bienes de los pobres;
si cumple bien ese primer encargo, le confiará la administración de los bienes
espirituales de la comunidad. Mediante la parábola de los «administradores» Lucas
anticipa y prepara el tema de la administración de los bienes de toda índole de la
comunidad creyente que desarrollará en el libro de los Hechos.
Por el contrario, si el administrador actúa con autoritarismo y con aires
de grandeza y de poder, como hacen los que ejercen autoridad sobre los demás (cf.
22,25-26), «el Señor cortará con él y le asignará la suerte de los infieles» (12,45-
46). Es de notar la dureza del lenguaje de Jesús con el grupo de discípulos
procedentes del judaísmo. A la falta de libertad interna que aún padecen por no
haber renunciado a la ideología autoritaria judía, corresponde un lenguaje propio de
esclavos: «El siervo ese que, conociendo el deseo de su señor, no prepara las cosas
o no las hace como su señor desea, recibirá muchos palos» (12,47), muchos más
que los infieles que «desconocen su designio, pero hacen algo que merece palos»
(12,48a). La razón es obvia: «Al que mucho se le ha dado, mucho se le exigirá; al
que mucho se le ha confiado, más se le pedirá» (12,48b). La responsabilidad va
pareja con los dones recibidos.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de Fundación ÉPSILON)