Sábado 22 de Octubre de 2011
Sábado 29ª semana de tiempo ordinario 2011
Romanos 8,1-11
Hermanos: Ahora no pesa condena alguna sobre los que están unidos a
Cristo Jesús, pues, por la unión con Cristo Jesús, la ley del Espíritu de vida me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte. Lo que no pudo hacer la Ley, reducida a
la impotencia por la carne, lo ha hecho Dios: envió a su Hijo encarnado en una
carne pecadora como la nuestra, haciéndolo víctima por el pecado, y en su carne
condenó el pecado. Así, la justicia que proponía la Ley puede realizarse en
nosotros, que ya no procedemos dirigidos por la carne, sino por el Espíritu. Porque
los que se dejan dirigir por la carne tienden a lo carnal; en cambio, los que se dejan
dirigir por el Espíritu tienden a lo espiritual.
Nuestra carne tiende a la muerte; el Espíritu, a la vida y a la paz. Porque la
tendencia de la carne es rebelarse contra Dios; no sólo no se somete a la ley de
Dios, ni siquiera lo puede. Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a
Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu
de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo.
Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el
espíritu vive por la justicia obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre
los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús
vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en
vosotros.
Salmo responsorial: 23
R/Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, / el orbe y todos sus habitantes: / él
la fundó sobre los mares, / él la afianzó sobre los ríos. R.
¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto
sacro? / El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los
ídolos. R.
Ése recibirá la bendición del Señor, / le hará justicia el Dios de salvación. /
Éste es el grupo que busca al Señor, / que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.
Lucas 13,1-9
En aquella ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos
cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó:
"¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque
acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y
aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran
más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os
convertís, todos pereceréis de la misma manera."
Y les dijo esta parábola: "Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a
buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años
llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué
va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía
este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la
cortas.""
COMENTARIOS
Jesús explicaba, con la mayor claridad posible, cuál era el pensamiento de
Dios, que se proyectaba a la humanidad a través de sí mismo. Para ello utilizaba
parábolas.
La intención de esta parábola de hoy es mostrarnos a nosotros mismos,
comparándonos con una higuera que se enfrenta a la disyuntiva de producir fruto o
no, de proclamar el Reinado de Dios o de desentenderse de él.
Lo que nos aleja de esa misión, que debiéramos hacer realidad aquí y ahora
en nuestra vida, es todo nuestro accionar en contra de lo que el mismo Jesús nos
enseña: el pecado, el egoísmo, la cultura de la muerte, la falta de respeto por la
vida propia y la de los demás.
Pero todo eso, producto de nuestra libertad siempre respetada por Dios,
puede y debe transformarse, aprovechando las constantes oportunidades que el
mismo Dios nos da para revertir el mal y para producir buenos frutos. Para ello
habremos de sacar a relucir la capacidad que tenemos de hacer el bien, que es
justamente lo que Dios nos pide para ayudar a la construcción de su Reinado.
Juan Alarcón, s.j..
(Extracto de servicios KOINONÍA)