1
Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
VIII Semana del Tiempo Ordinario
Martes
Salmo 97
El salmo 97 es un himno al Señor rey del universo y de la historia (Cfr. v 6).
Se define como “cántico nuevo” (v 1), que en el lenguaje bíblico significa un canto
perfecto, pleno, solemne, acompañado con música de fiesta.
El salmo comienza con la proclamación de la intervención divina dentro de la
historia de Israel (Cfr. v 1-3). En el salmo encontramos las palabras “diestra” y
“santo brazo”, que remiten al éxodo, a la liberación de la esclavitud de Egipto (Cfr.
v 1). La mano de Dios no ha sido ni es demasiado corta para salvar (Is 50,2). En
otro tiempo Israel fue salvado de Egipto por la mano poderosa de Dios, por su
brazo extendido.
El brazo que nos salva es Jesús, salvado a su vez por la diestra del Altísimo.
El brazo de Cristo, como el de Dios, es todopoderoso, es salvador. Ese poder ha
sido confiado a la Iglesia para que por medio de la imposición de las manos siga
rescatando, salvando a los hombres de la cautividad del pecado. Dios nos ha
conquistado el corazón a través de la humilde y poderosa benevolencia de su Hijo.
Somos testigos diarios de la victoria de nuestro Dios sobre el mal corazón,
sobre los malos deseos, sobre las mismas catástrofes aparentemente sin sentido.
Hombres y mujeres de todas las razas son testigos del Reino. Y por esto,
entusiasmados, invitamos a toda la tierra a gritar, vitorear, aplaudir a este
maravilloso Dios-con-nosotros, que un día manifestará con todo su esplendor la
fuerza que ahora únicamente nos anticipa.
Dios y Señor poderoso, Jesús ha sido tu brazo derecho por el que nos has
salvado; ha sido tu mano con la cual nos has curado de nuestros males y nos has
bendecido en nuestras desgracias; que sigamos contemplando tu presencia
salvadora en los sacramentos de la Iglesia. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo
nuestro Señor.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)