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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
IX Semana del Tiempo Ordinario
Lunes
Salmo 90
El salmo proclamado se trata de una bella oración de la tarde, que prepara a
“reposar bajo la sombra protectora del Todopoderoso”... La vida moderna es
trepidante, agobiadora. Muchas personas se quejan de no tener tiempo para orar a
lo largo de su jornada. Debemos hacer de “la tarde” un “tiempo de relax”. Pero
esto, no es algo automático: hace falta quererlo y preverlo, teniendo por ejemplo
en la mesa de noche un libro espiritual, que nos recuerde oportunamente que
debemos “culminar” nuestra jornada mediante algunos minutos de plenitud interior,
con Dios.
Este salmo 90 será particularmente útil para prepararnos a un sueño
realmente reparador: pedimos a Dios la tranquilidad, la calma, la esperanza.
Cuánta gente, por el contrario, envenena sus noches con preocupaciones y
angustias, que turbarán su inconsciente, y su reposo. Qué útiles resultan estas
frases de confianza: “Digo al Señor: Tú eres mi refugio, mi fortaleza, mi Dios en
quien confío... Su fidelidad es una armadura y un escudo... No tiene nada que
temer... Descansa a la sombra del Altísimo... La desgracia no puede alcanzarte...
Dios te protege”...
En esta misma línea podemos decir que el salmo 90, al final, es un desahogo
al sentir la
caducidad del hombre, la brevedad de la vida, es súplica para que ese tramo corto
de existencia se llene de sentido: A quien se acoge a mí yo lo defenderé y colmaré
de honores; lo haré disfrutar de larga vida y haré que pueda ver mi salvación. Nos
podemos quedar con el corazón lleno d confianza en Dios y lleno de confianza en
Él: “Tú eres mi Dios y en ti confío”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)