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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
IX Semana del Tiempo Ordinario
Martes
Salmo 89
Este salmo se titula: Fragilidad del hombre . El poeta lamenta la brevedad y
miseria de la vida y pide a Dios luz para por ella conocer la grandeza divina, ante la
cual somos un día que ya pasó: nada. En ninguna parte el hombre de la Biblia se
expresa sobre la precariedad humana con acentos tan vehementes como en el
salmo 90. El salmista nos entrega su propia visión sobre la vida y la muerte, sobre
lo eterno y lo transitorio, con una extraña mezcla de lamentación y ternura.
Nuestra existencia tiene la fragilidad de la hierba que brota al alba;
inmediatamente oye el silbido de la hoz, que la reduce a un montón de heno. Muy
pronto la lozanía de la vida deja paso a la aridez de la muerte (cf. Sal 89,5-6; Is
40,6-7; Jb 14,1-2; Sal 102,14-16).
La gran leccin: el Seor nos ensea a “contar nuestros días” para que,
aceptándolos con sano realismo, “adquiramos un corazn sensato” (v. 12). Pero el
orante pide a Dios algo más: que su gracia sostenga y alegre nuestros días, tan
frágiles y marcados por la prueba; que nos haga gustar el sabor de la esperanza,
aunque la ola del tiempo parezca arrastrarnos. Sólo la gracia del Señor puede dar
consistencia y perennidad a nuestras acciones diarias: “Baje a nosotros la bondad
del Señor, nuestro Dios; haz prosperar la obra de nuestras manos, ¡prospere la
obra de nuestras manos!” (v. 17).
Con la oración pedimos a Dios que un rayo de la eternidad penetre en
nuestra breve vida y en nuestro obrar. Con la presencia de la gracia divina en
nosotros, una luz brillará en el fluir de los días, la miseria se transformará en gloria
y lo que parece sin sentido cobrará significado.
Dios y Señor del tiempo y de la eternidad, antes de que retornemos al polvo
del que fuimos formados, tu paciencia nos concede días y años, para que
adquiramos un corazón sensato: que baje a nosotros tu bondad y haga, durante
este día, prósperas las obras de nuestras manos, para que se manifiesten al mundo
tu bondad y tu gloria. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)