EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Sábado de la XXX Semana del Tiempo Ordinario
Carta de San Pablo a los Romanos 11,1-2a.11-12.25-29.
Entonces me pregunto: ¿Dios habrá rechazado a su Pueblo? ¡Nada de eso! Yo
mismo soy israelita, descendiente de Abraham y miembro de la tribu de Benjamín.
Dios no ha rechazado a su Pueblo, al que eligió de antemano. ¿Ustedes no saben
acaso lo que dice la Escritura en la historia de Elías? El se quejó de Israel delante
de Dios, diciendo:
Yo me pregunto entonces: ¿El tropiezo de Israel significará su caída definitiva? De
ninguna manera. Por el contrario, a raíz de su caída, la salvación llegó a los
paganos, a fin de provocar los celos de Israel.
Ahora bien, si su caída enriqueció al mundo y su disminución a los paganos, ¿qué
no conseguirá su conversión total?
Hermanos, no quiero que ignoren este misterio, a fin de que no presuman de
ustedes mismos: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que haya
entrado la totalidad de los paganos.
Y entonces todo Israel será salvado, según lo que dice la Escritura: De Sión vendrá
el Libertador. El apartará la impiedad de Jacob.
Y esta será mi alianza con ellos, cuando los purifique de sus pecados.
Ahora bien, en lo que se refiere a la Buena Noticia, ellos son enemigos de Dios, a
causa de ustedes; pero desde el punto de vista de la elección divina, son amados
en atención a sus padres.
Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables.
Salmo 94(93),12-13a.14-15.17-18.
Feliz el que es educado por ti, Señor, aquel a quien instruyes con tu ley,
para darle un descanso después de la adversidad, mientras se cava una fosa para
el malvado.
Porque el Señor no abandona a su pueblo ni deja desamparada a su herencia:
la justicia volverá a los tribunales y los rectos de corazón la seguirán.
Si el Señor no me hubiera ayudado, ya estará habitando en la región del silencio.
Cuando pienso que voy a resbalar, tu misericordia, Señor, me sostiene;
Evangelio según San Lucas 14,1.7-11.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo
observaban atentamente.
Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:
"Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque
puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú,
y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así,
lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que
cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien
delante de todos los invitados.
Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Leer el comentario del Evangelio por
San Francisco de Asís (1182-1226), fundador de los hermanos menores
Regla Primera, no bulada (1221) § 17
«Ve y siéntate en el último lugar»
Guardémonos, pues, todos los hermanos de toda soberbia y vanagloria; y
defendámonos de la sabiduría de este mundo y de la prudencia de la carne (Rom
8,6), ya que el espíritu de la carne quiere y se esfuerza mucho por tener palabras,
pero poco por tener obras, y busca no la religión y santidad en el espíritu interior,
sino que quiere y desea tener una religión y santidad que aparezca exteriormente a
los hombres. Y éstos son aquellos de quienes dice el Señor: En verdad os digo,
recibieron su recompensa (Mt 6,2). El espíritu del Señor, en cambio, quiere que la
carne sea mortificada y despreciada, tenida por vil y abyecta. Y se afana por la
humildad y la paciencia, y la pura, y simple, y verdadera paz del espíritu. Y siempre
desea, más que nada, el temor divino y la divina sabiduría, y el divino amor del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Y restituyamos todos los bienes al Señor Dios altísimo y sumo, y
reconozcamos que todos son suyos, y démosle gracias por todos ellos, ya que todo
bien de Él procede. Y el mismo altísimo y sumo, solo Dios verdadero, a Él se le
tributen y El reciba todos los honores y reverencias, todas las alabanzas y
bendiciones, todas las acciones de gracias y la gloria, suyo es todo bien; sólo El es
bueno (cf. Lc 8,19).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”