EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Todos los Santos - Solemnidad
Apocalipsis 7,2-4.9-14.
Luego vi a otro Angel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y
comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Angeles que habían recibido el poder
de dañar a la tierra y al mar:
"No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello
la frente de los servidores de nuestro Dios".
Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144. 000
pertenecientes a todas las tribus de Israel.
Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por
gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el
trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la
mano y exclamaban con voz potente:
"¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!".
Y todos los Angeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los
cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y
adoraron a Dios,
diciendo: "¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y
fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!
Y uno de los Ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde vienen los que están
revestidos de túnicas blancas?".
Yo le respondí: "Tú lo sabes, señor". Y él me dijo: "Estos son los que vienen de la
gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre
del Cordero.
Salmo 24(23),1-2.3-4ab.5-6.
Salmo de David. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos
sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos
ni jura falsamente:
El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos
ni jura falsamente:
él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
Epístola I de San Juan 3,1-3.
¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros
lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a
él.
Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha
manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él,
porque lo veremos tal cual es.
El que tiene esta esperanza en él, se purifica, así como él es puro.
Evangelio según San Mateo 5,1-12a.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se
acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los
Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les
pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en
toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en
el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
Leer el comentario del Evangelio por
Balduino de Ford (?-v. 1190), abad cisterciense, después obispo
Tratado sobre la vida cenobítica; PL 204, 544s
«Creo en la comunión de los santos»
Queridos hermanos, veamos detalladamente, todo aquello que concierne a
nuestra vida en común, "conservando la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz"
por "la gracia de nuestro Señor Jesucristo y el amor de Dios y la comunión del
Espíritu Santo" (Ef 4,3; 2 Cor 13,13). La unidad del Espíritu procede del amor de
Dios; de la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el vínculo de la paz; de la comunión
del Espíritu Santo, la comunión que es necesaria para aquellos que viven en
común...
«Creo, Señor, en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de
los santos" (Credo). Esta es mi esperanza, mi confianza y mi seguridad en la
confesión de mi fe... Si me das, Señor, "el amor y el amar a mi prójimo" (Mateo
22,37-39), aunque pocos son mis méritos, mi esperanza se eleva muy por encima.
Estoy seguro de que a través de la comunión de la caridad, los méritos de los
santos me serán de utilidad y por lo tanto la comunión de los santos supliran mi
insuficiencia y mi imperfección... La caridad dilata nuestra esperanza en la
comunión de los santos, en la comunión de recompensas. Pero esta vez se refiere
al futuro: es la comunión de la gloria que se revelará en nosotros.
Hay, por tanto, tres tipos de comunión: comunión con la naturaleza, a la que
se añadió la comunión de la culpa..., la comunión de la gracia, y, finalmente, la de
la gloria. Por la comunión de gracia, la comunión de la naturaleza empieza a ser
restaurada y la de la culpa queda excluida, pero por la comunión de la gloria, la de
la naturaleza será reparada perfectamente y la cólera de Dios, será totalmente
excluida, cuando "Dios enjugará toda lágrima de los ojos" de los santos (Is 25,8;
Ap 21,4). Entonces todos los santos serán "un solo corazón y una sola alma" y
"todas las cosas serán comunes," porque Dios será «todo en todos" (Hechos 4:32,
1 Corintios 15:28). Para que logremos esta comunión y seamos uno, que "la gracia
de nuestro Señor Jesucristo, y el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo
estén siempre con todos nosotros. Amén".
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”