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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
X Semana del Tiempo Ordinario
Sábado
Salmo 15
“El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano: me
ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad”.
Sustancialmente, la idea central del poema es la de la confianza ciega en
Dios. El salmista se acoge a la protección divina como única fuente de felicidad. Por
eso lo proclama como Señor único, pues sólo en Él encuentra su dicha. Llevado de
esta su vinculación a Dios, sólo le interesan los que están en buenas relaciones con
Él, como los santos; en éstos tiene su complacencia, y son en realidad, a su
estimación, los verdaderos príncipes y señores de la tierra.
El salmista expresa la alegría de sentirse privilegiado al poder tener como
heredad suya al propio Dios, el cual garantiza su lote, es decir, su íntimo bienestar
y felicidad. Realmente ha sido afortunado en la distribución, pues las cuerdas
cayeron para él en parajes amenos (v. 6). Él ha sido afortunado, pues su parcela
cayó en la parte más feraz del terreno.
Este sentimiento de seguridad bajo la protección de Yahvé hace que el justo
se entregue a transportes de alegría que penetran todo su ser: el corazón, las
entrañas y la carne . Esta triplicidad de términos resalta enfáticamente la gran
alegría que embarga al salmista al sentirse bajo la protección divina. Con Él
descansa sereno, porque podrá hacer frente a todos los peligros.
El salmista expresa su esperanza de librarse de la muerte por
intervención divina, que le enseñará el sendero de la vida (v. 11); es decir, le
permitirá vivir en plenitud junto a Él, saciándole de gozo en su presencia y de
alegría a su diestra . En sus ansias de felicidad, el salmista aspira a convivir para
siempre con su Dios.
Señor, Dios nuestro, que, en tus inescrutables designios, diste a tu Hijo en
heredad la copa de una muerte amarguísima, pero no dejaste a tu fiel conocer la
corrupción, sino que le enseñaste el sendero de la vida, haz que también nosotros
busquemos solamente en ti nuestra heredad y podamos por ello gozar, en el día de
la resurrección universal, de alegría perpetua a tu derecha. Te lo pedimos, Padre,
por Jesucristo nuestro Señor.
Padre Félix Castro Morales
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Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)