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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XI Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo 131
“El Señor ha jurado a David una promesa que no retractará” (v. 11). Esta
solemne promesa, en su esencia, es la misma que el profeta Natán había hecho, en
nombre de Dios, al mismo David; se refiere a la descendencia davídica futura,
destinada a reinar establemente (cf. 2 S 7,8-16).
Con todo, el juramento divino implica el esfuerzo humano, hasta el punto de
que está condicionado por un “si”: “Si tus hijos guardan mi alianza” (Sal 131,12). A
la promesa y al don de Dios debe responder la adhesión fiel y activa del hombre, en
un diálogo que implica dos libertades: la divina y la humana.
Dios bendecirá las cosechas, preocupándose de los pobres para que puedan
saciar su hambre (cf. v. 15); extenderá su manto protector sobre los sacerdotes,
ofreciéndoles su salvación; hará que todos los fieles vivan con alegría y confianza
(cf. v. 16).
La bendición más intensa se reserva una vez más para David y su
descendencia: “Haré germinar el vigor de David, enciendo una lámpara para mi
ungido. A sus enemigos los vestiré de ignominia, sobre él brillará mi diadema” (vv.
17-18).
Con este salmo podemos evocar al verdadero y definitivo Hijo de David,
Cristo el Señor, y sus desvelos por la gloria del Padre. Dios prometió a María que su
Hijo se sentaría sobre el trono de David, su padre; que recuerde, pues, su promesa
y que, en atención al Hijo de David, bendiga la nueva Sión, la Iglesia, mansión de
Dios por siempre , porque Dios ha deseado vivir en ella . En efecto, los Padres de la
Iglesia usaron esta segunda parte del salmo 131 para describir la encarnación del
Verbo en el seno de la Virgen María.
Señor, siempre fiel a tus promesas, tú que has puesto sobre el trono de
David, como lo habías jurado, a Jesús, tu Hijo y tu Mesías, y has hecho de su
Iglesia tu mansión para siempre, levántate y ven a nosotros como a tu morada y
haz que tus sacerdotes y tus fieles guarden siempre tu alianza y sean fermento de
santidad en el mundo.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)