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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XII Semana del Tiempo Ordinario
Sábado
Salmo 73
“No te olvides, Seor, de nosotros”. El Señor nunca se olvida de sus
criaturas, menos de sus hijos. Nosotros sí que nos podemos olvidar de Dios.
Podemos, por tanto, cambiar la respuesta al salmo: Señor, no permites que me
olvide de ti.
Si Dios se olvidara del hombre ¿cómo podría este subsistir?, Dios está más
cerca del hombre, que el hombre mismo. Lo que pasa es que el hombre lo quiere
encontrar donde no está. Hemos aprendido en el catecismo que Dios está en el
cielo, en la tierra y en todo lugar; y Jesús nos dice, que el que me ama cumplirá
mis mandamientos, mi Padre lo amará y vendremos a él, y lo tomaremos como
morada nuestra.
En medio de los grandes avances tecnolgicos el “hombre contemporáneo,
fascinado por sus logros, tiende a olvidar a su Creador y a considerarse como único
dueño de su propio destino" llegando a vivir "un vacío interior dramático,
experimentado como ausencia de Dios”.
Pero esta tentación de suplantar a Dios no anula la aspiración al infinito que
palpita en lo más íntimo de nuestro ser. Todos buscamos, más allá de nuestros
mezquinos egoísmos, los valores auténticos de la libertad, de la equidad, de la
solidaridad, que siguen despertando admiración y producen frutos de justicia y de
paz.
E el gran riesgo de olvidarse de Dios consiste en que la persona se encierra
en sí misma, cae en el egoísmo que le impide amar y comprometerse de manera
seria y estable, lo cual destruye esos anhelos universales de amor y libertad.
“No te olvides, Seor, de nosotros”. Seor, no permites que nos olvidemos
de ti.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)