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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XIII Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo 49
Dios salva al que hace su voluntad; al que sigue buen camino Dios le hace
ver su salvación. Como hijos de Dios, nuestro programa de vida ha de ser hacer la
volunta de Dios, Cristo es nuestro modelo: Él no buscó otra cosa que hacer la
voluntad de su padre; Él hizo de la voluntad de su Padre, su alimento: Él vivió para
hacer la voluntad de Dios.
Es necesario imitar a Jesús en nuestro trato y relación con nuestro Padre;
necesitamos diariamente escuchar a Jesús y seguirlo sin perder el ánimo ante las
dificultades”. El cumplimiento de la voluntad de Dios, expresada en los
mandamientos, es el camino para ir al cielo, es el camino de la salvación.
San Pablo nos dice que “Dios, nuestro Salvador, quiere que todos los
hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (Ti 2,34). Hemos
de hacer lo que hizo la Virgen María, quien dijo: “He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu palabra” (Lucas 1,38).
Dios salva al que hace su voluntad, pongámonos ante nuestro padre Dios y
digámosle: me pongo en tus manos. Haz de mi lo que quieras. Sea lo que sea, te
doy las gracias Estoy dispuesto a todo. Lo acepto todo, con tal que tu plan vaya
adelante en toda la humanidad y en mí. Ilumina mi vida con la luz de Jesús. No
vino a ser servido, vino a servir. Que mi vida sea como la de él: servir. Grano de
trigo que muere en el surco del mundo. Que sea así de verdad, Padre. Te confío mi
vida. Te la doy con todo el amor de que soy capaz. Me pongo en tus manos, sin
reservas, con una confianza absoluta porque tú eres... mi Padre (Foucauld).
Durante este día y toda nuestra vida recordemos ante Jesús todo lo que más
nos cuesta en nuestra vida de cristianos y digamos después de cada cosa: “Hágase
tu voluntad”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)