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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XIV Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo 104
Recurramos al Señor y a su poder, busquemos continuamente su rostro. El
hombre siempre, sabiendo y no, ha tenido la necesidad de descubrir el rostro
auténtico de Dios, revelado en Jesucristo . Y para que merezcamos hallarlo y
contemplarlo necesitamos limpiarnos toda suciedad de cuerpo o de espíritu, pues el
día de la resurrección, sólo subirán al cielo, los que hayan conservado la castidad
del cuerpo, únicamente los limpios de corazón podrán contemplar la gloria de la
Divina Majestad.
Y en la medida en que vayamos descubriendo a Dios en nuestra vida,
podremos llevar al hermano a „descubrir‟ el rostro auténtico de Dios, que se ha
revelado a nosotros en Jesucristo”. Y en la medida en que descubra el hombre a
Dios, le daremos en nuestra vida a Dios y al prójimo el lugar que le pertenece;
tomaremos mayor conciencia de un dato fundamental para la evangelización:
donde Dios no ocupa el primer lugar, donde no es reconocido y adorado como el
Bien supremo, ahí la dignidad del hombre es puesta en peligro.
Recurramos al Señor y a su poder, busquemos continuamente su rostro,
pues “buscar a Cristo debe ser un incesante anhelo de los creyentes, de los fieles y
de sus pastores. La fe En Jesús proyecta al hombre, en camino en el tiempo, hacia
un Dios siempre nuevo en su infinitud.
El cristiano es contemporáneamente uno que busca y que encuentra. Es
justamente esto aquello que hace a la Iglesia joven, abierta al futuro, rica de
esperanza por la entera humanidad.
Concluyamos con San Agustín, quien expresa que “la invitación a buscar
siempre el rostro de Dios vale para la eternidad. El descubrimiento del „rostro de
Dios‟ no se acaba jamás. Mientras “más entramos en el esplendor del amor divino,
más bello es progresar en la búsqueda”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)