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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XV Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo 93
El salmo 93 es una invocación a la justicia de Dios contra los opresores. Ante
la maldad de sus opresores el salmista lloraba por sus burlas, expresaba su lealtad
por medio de resistencia pasiva, y lloraba que Dios se encargara de ellos,
pagándole en su propia moneda.
Lo primero que podemos decir sobre la justicia, que es la virtud que nos hace
dar a cada cual lo que corresponde. Es lo que debe hacerse según derecho o razón.
Para el pueblo de Dios, el Señor es justo, todos sus caminos son justos y no
hay iniquidad. Esta justicia de Dios se asocia constantemente con su obra salvadora
y con su amparo a los pobres, a los huérfanos, a las viudas y a los
forasteros. Según la Escritura se señala que tanto el rey como el juez están a
llamados a rescatar al oprimido y “aplastar al opresor” (Salmos 72:1-4; 82:1-8).
Siguiendo esta tradición, la justicia de Dios, según la Biblia, no consiste en
castigar a los malos y premiar a los buenos. Hablar de la justicia divina no debe
llevarnos a pensar en un juez que condena a los transgresores de unas leyes. Dios
es justo porque siempre se mantiene en actitud de respeto, de amor, de fidelidad;
porque sabe perdonar de corazón; y comenzar siempre de nuevo…
Ahora bien, en medio de todo ambiente corrupto, nosotros la Iglesia de Jesús
estamos llamados a dar señales de justicia y con ello dar esperanza de que la
justicia verdadera, triunfará. Sería trágico si nosotros todos no quisiera saber nada
de las situaciones injustas. Con una actitud así estaríamos demostrando que hemos
perdido nuestra razón de ser: predicar el evangelio de Jesús, basado en el amor y
la justicia.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)