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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XV Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo 38
Sálvame, Señor y viviré. . Este salmo nos leva a recordar la encíclica de
Benedicto XVI: « SPE SALVI facti sumus » – en esperanza fuimos salvados, dice
san Pablo a los Romanos y también a nosotros (Rm 8,24). Según la fe cristiana, la
« redención », la salvación, no es simplemente un dato de hecho. Se nos ofrece la
salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable,
gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un
presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos
estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo
del camino.
La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y
borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las
verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir
rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por
antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para
llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz
reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía. Y
¿quién mejor que María podría ser para nosotros estrella de esperanza, Ella que con
su « sí » abrió la puerta de nuestro mundo a Dios mismo; Ella que se convirtió en el
Arca viviente de la Alianza, en la que Dios se hizo carne, se hizo uno de nosotros,
plantó su tienda entre nosotros (cf. Jn 1,14)? 50.
Sin cansarnos pidamos a digamos a nuestra Madre: Tengo mil dificultades:
ayúdame. De los enemigos del alma: sálvame. En mis desaciertos: ilumíname. En
mis dudas y penas: confórtame. En mis enfermedades: fortaléceme. Cuando me
desprecien: anímame. En las tentaciones: defiéndeme.
Sálvame, Señor y viviré.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)