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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XVI Semana del Tiempo Ordinario
Martes
Salmo 84
El salmo 84, que acabamos de proclamar, es un canto gozoso y lleno de
esperanza en el futuro de la salvación. Refleja el momento entusiasmante del
regreso de Israel del exilio babilónico a la tierra de sus padres. La vida nacional se
reanuda en aquel amado hogar, que había sido apagado y destruido en la conquista
de Jerusalén por obra del ejército del rey Nabucodonosor en el año 586 antes de
Cristo.
En este “regreso” actúa de forma eficaz el Señor, revelando su amor al
perdonar la maldad de su pueblo, al borrar todos sus pecados, al reprimir
totalmente su cólera, al frenar el incendio de su ira (cf. Sal 84, 3-4).
Precisamente la liberación del mal, el perdón de las culpas y la purificación
de los pecados crean el nuevo pueblo de Dios. Eso se pone de manifiesto a través
de una invocación que también ha llegado a formar parte de la liturgia cristiana:
“Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación” (v. 8). La venida de
Cristo es, de hecho, el manantial de la misericordia, el retoño de la verdad, el
florecimiento de la justicia, el esplendor de la paz.
Sé bueno, Señor, con tu tierra, y únete a ella en justicia y equidad, en amor
y compasión; sepulta nuestros pecados, para que seamos agraciados con el don de
tu justicia, mientras aguardamos la manifestación del Gran Dios y Salvador nuestro
Jesucristo.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)