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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XVII Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo 58
Me alegraré, Señor, por tu bondad. La bondad es parte de la naturaleza
esencial de Dios. Esperaré en Tu Nombre, porque es bueno (Salmo 52:9). Cuando
decimos que Dios es bueno, significa que es lo que está en la naturaleza y carácter
de Dios lo que hace que El sea amable y benevolente. La bondad de Dios significa
que El es básicamente tierno y solidario hacia Su creación. Su actitud básica hacia
Sus criaturas es una de amistad. Por Su misma naturaleza está inclinado a otorgar
bendición y felicidad. Por Su naturaleza inherente se complace en la felicidad de Su
pueblo. El es bueno y hace el bien (Salmo 119:68).
Dado que el Todopoderoso es inmutable, Su bondad nunca puede cambiar en
la menor manera. El nunca será mejor de lo que ya es ahora, ni será tampoco
nunca menos bueno. En el principio El hizo el universo y he aquí que era
bueno. Todo lo que El hace es aún muy bueno. Ya que Dios es Infinito, Perfecto y
Eterno, Su bondad es ilimitada y nunca puede cesar. Todo lo que haga siempre
será bueno. Tiene bonanza sin fin guardada para nosotros, porque El es el Sumo
Sacerdote de las buenas cosas que vendrán.
Como niños que crecen imitando a sus padres, hemos de imitar la bondad de
Dios. Ama a tus enemigos nos dijo Jesús, y haz el bien, y presta, sin esperar nada
a cambio; y tu recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo; porque El
mismo es bondadoso con hombres desagradecidos y malvados (Lucas 6:35).
Por consiguiente, no podemos dudar, de que Dios es bueno. Prueben y vean
que el Señor es bueno (Salmo 34:8). Hoy intentemos hacer el intento de hacer las
cosas a la manera de Dios. Oremos, descubramos que el Señor es bueno con todos.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)