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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XVIII Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Jer. 31
El Señor será nuestro pastor. En efecto, así dice el Señor: Yo (…) cuidaré de
mis ovejas y las vigilaré...las sacaré de todos los lugares donde se habían
dispersado... Buscaré la oveja perdida, traeré a la descarriada, vendaré a la herida,
fortaleceré a la enferma y eliminaré a la que se hizo gorda y robusta. El pasaje
concluye así: “Ustedes, mis ovejas, son mi rebaño y yo soy su Dios.
Somos las ovejas del rebaño de Dios (Salmo 97:13). Dios es nuestro pastor
(Salmo 80:1; 95:7). Somos ovejas que tendemos a seguir nuestro propio camino
(Salmo 119:176; Isaías 53:6). Dios se regocija cuando toma en brazos a sus
corderos (Isaías 40:11; 2 Samuel 12:3; Lucas 15:3-6). Nosotros somos esas
ovejas.
Jesús es el “Buen Pastor”. Jesús es el pastor que conoce a cada una de sus
ovejas, que busca a las ovejas perdidas y que carga a las ovejas sobre sus hombros
para llevarlas a un lugar seguro.
Dios es el pastor que nos bendice con nutrición espiritual. El Señor nos lleva
hacia los pastos verdes donde podemos alimentarnos. Nuestro Alimento para el
Alma es la palabra de Dios, los sacramentos, y sobretodo la Eucaristía.
Dios es el tierno Buscador que rehabilita y renueva nuestras almas. El nos da
la absolución y la paz. Este gentil Pastor nos lleva por el camino correcto y conoce
las rutas seguras que nos llevan a casa.
Dios nuestro Pastor nos protege en los valles obscuros y ante la sombra de la
muerte. No debemos tener miedo. Dios está con nosotros y nos protege. El bastón
y la vara del pastor son suficientes en todas las situaciones. Nos reconforta saber
que el Señor está presente y nos cuida. Nunca estaremos en una situación donde
Dios no esté al tanto de nosotros. Dios nunca nos deja ni nos abandona (Hebr
13:5).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)