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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XVIII Semana del Tiempo Ordinario
Jueves
Salmo 50
Crea en mi, Señor, un corazón puro. Todos los días nos enfrentamos con
retos que hacen peligrar el amor puro del cristiano.
La pornografía no es nueva pero se ha convertido en una especie de plaga en
nuestra sociedad alcanzando proporciones epidémicas. Y su comercialización es
más amplia que nunca. Más allá de las revistas está siendo difundida en el Internet,
la televisión, las películas y videos, y ahora también por medio de los celulares y
otros medios portátiles que están al alcance de niños y jóvenes. La pornografía se
ha convertido en un entretenimiento secreto de muchas personas, de todas las
edades, de diferentes culturas y hasta todos los niveles en lo económico. El uso de
pornografía del Internet es quizás la adicción que actualmente crece más
rápidamente en el mundo entero.
La pornografía corrompe la hermosura del amor íntimo que pertenece al
matrimonio, presenta imágenes de actos físicos y sexuales para provocar un placer
ruin utilizando a otras personas como objeto para manipularlos y venderlos. Es una
industria de muchos billones de dólares que eclipsa la cantidad de dinero generado
por el deporte profesional (cf. el capítulo II más adelante). De esta manera la
pornografía distorsiona el sentido y la meta verdadera de nuestra sexualidad e
inflige grave injuria a la dignidad de los que participan (actores, vendedores,
consumidores).
El uso de la pornografía es un pecado serio contra la castidad y la dignidad
de la persona humana. Nos despoja de la gracia santificarte, nos imposibilita
atender a Dios, nos separa del bien de los demás y nos deja espiritualmente vacíos.
El uso de la pornografía les ha costado a muchas personas su trabajo, sus
matrimonios y sus familias.
Todos somos miembros del Cuerpo de Cristo, redimidos por su amor;
estamos llamados vivir para el Señor, con un corazón puro; de esta manera
viviremos más perfectamente como discípulos de Cristo, creciendo cada día en la
libertad de los hijos de Dios. “Bienaventurados los de puro corazón porque verán a
Dios”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)