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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXI Semana del Tiempo Ordinario
Martes
Salmo 95
Alégrense los cielos y la tierra. Esta respuesta al salmo es una invitación a
descubrir la palabra divina presente en la creación.
Para los que tienen oídos atentos y ojos abiertos, la creación constituye en
cierto sentido una primera revelación, que tiene un lenguaje elocuente: es casi otro
libro sagrado, cuyas letras son la multitud de las criaturas presentes en el universo.
San Juan Crisóstomo afirma: “El silencio de los cielos es una voz más
resonante que la de una trompeta: esta voz pregona a nuestros ojos, y no a
nuestros oídos, la grandeza de Aquel que los ha creado” (PG 49, 105). Y san
Atanasio: “El firmamento, con su grandeza, su belleza y su orden, es un admirable
predicador de su Artífice, cuya elocuencia llena el universo” (PG 27, 124).
Así, por ejemplo, el sol, con su resplandor progresivo en el cielo, con el
esplendor de su luz, con el calor benéfico de sus rayos, ha conquistado a la
humanidad desde sus orígenes. De muchas maneras los seres humanos han
manifestado su gratitud por esta fuente de vida y de bienestar con un entusiasmo
que en ocasiones alcanza la cima de la auténtica poesía.
Los cielos y la tierra, que el autor sagrado presenta, son como testigos
elocuentes de la obra creadora de Dios. En efecto, “proclaman”, “pregonan” las
maravillas de la obra divina. También el día y la noche son representados como
mensajeros que transmiten la gran noticia de la creación. Se trata de un testimonio
silencioso, pero que se escucha con fuerza, como una voz que recorre todo el
cosmos.
Con la mirada interior del alma, con la intuición religiosa que no se pierde en
la superficialidad, el hombre y la mujer pueden descubrir que el mundo no es
mudo, sino que habla del Creador. Como dice el antiguo sabio, “de la grandeza y
hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor” (Sb 13,
5). También san Pablo recuerda a los Romanos que “desde la creación del mundo,
lo invisible de Dios se deja ver a la inteligencia a través de sus obras” (Rm 1, 20).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)