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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXI Semana del Tiempo Ordinario
Jueves
Salmo 144
Siempre Señor bendeciré tu nombre. Pensemos en el significado del nombre
de Dios. Primero digamos que se respeta la santidad del Nombre de Dios
invocándolo, bendiciéndole, alabándole y glorificándole. Por ello hemos cantado:
Siempre Señor bendeciré tu nombre.
“El nombre de Dios es, en primer lugar, admirable porque obra maravillas en
todas las criaturas. Por eso el Seor dice en el Evangelio: “En mi Nombre arrojarán
los demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes en sus manos, y si
bebieren un veneno no les hará dao” (Mc 16, 17).
En segundo lugar, el nombre de Dios es amable. “Bajo el cielo, dice san
Pedro, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos” (Hechos 4, 12). Ahora
bien, la salvación debe ser amada por todos. San Ignacio de Antioquia, que amó
tanto el nombre de Cristo, nos ofrece un ejemplo de este amor. Cuando el
emperador Trajano lo conminó a que negara el nombre de Cristo, respondió que le
era imposible separarlo de sus labios. Y como el emperador lo amenazara con
degollarlo, para arrancar así a Cristo de sus labios, Ignacio respondi: “Aunque me
lo quitaras de mis labios, nunca podrás arrancarlo de mi corazón; pues llevo este
nombre grabado en mi corazn, y es por eso que no puedo dejar de invocarlo”.
Oyendo esto Trajano, y queriendo ver si era cierto, luego de haberle hecho cortar la
cabeza, mandó que le arrancaran el corazón. Y se halló que en él estaba grabado
con letras de oro, el nombre de Cristo. Porque había puesto ese nombre en su
corazón, como un sello.
En tercer lugar, el nombre de Dios es venerable. Afirma el apstol que “al
nombre de Jesús se dobla toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el infierno” (Fil 2,
10). En el cielo, por parte de los ángeles y los santos. En la tierra, por parte de los
hombres que viven en el mundo; éstos lo hacen, o bien por amor a la gloria que
desean alcanzar, o bien por temor a las penas del castigo. En el infierno, por parte
de los condenados, que lo hacen por temor.
En cuarto lugar, el nombre de Dios es inefable, porque ninguna lengua es
capaz de expresar toda su riqueza. Por esta razón a veces se intenta una
aproximación por medio de las creaturas. Y así se le da a Dios el nombre de fuego,
en razón de su poder purificador. Porque así como el fuego purifica los metales,
Dios purifica el corazón de los pecadores. Por esto se dice en la Escritura: “Vuestro
Dios es un fuego que consume” (Deut 4, 24)”.
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Que el nombre de Dios sea pronunciado por todos los hombres de una
manera santa. Y nosotros bendigamos el nombre de Dios con nuestra propia vida.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)