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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXI Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo 32
El amor del Señor llena la tierra. Dios nos ha hablado. Cristo, que habita por
la fe en nuestros corazones, es su Palabra, por medio la cual hizo amorosamente
todas las cosas. Todas salieron de su amor. Por esta Palabra Dios hizo el cielo,
sujetó a la creatura inestable del agua, conduce la historia; por ella nos
mantenemos unidos y congregados en el amor comunitario y lanzados hacia la
misión.
A pesar de lo que vemos cada día en las noticias, violencia y muerte; como el
salmista, creamos que del amor de Dios esta llena la tierra, pues el bien no hace
ruido, y aún quedan personas nobles y que apuestan por un mundo mejor. En
efecto, con serena confianza en el amor divino, que no faltará jamás, el pueblo de
Dios se encamina a lo largo de la historia con sus tentaciones y debilidades diarias.
El proyecto del amor de Dios subsiste por siempre, los proyectos de su
corazón de edad en edad: el Señor es bueno y su fidelidad no nos abandona nunca,
porque él está siempre dispuesto a sostenernos con su amor misericordioso. Con
esta confianza nos podemos abandonar al abrazo de nuestro Dios como invita el
salmista: “Gusten y vean qué bueno es el Señor; dichoso el que se acoge a él” (Sal
33,9; cf. 1 P 2,3).
Dios ha puesto sus ojos en nuestra pobre humanidad, reanimándonos en
nuestra escasez, alegrándonos en nuestras penas, auxiliándonos en las situaciones
desesperadas; sí, “el amor del Señor llena la tierra.”
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)