XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Sr. Cardenal Julio Terrazas Sandoval, CSsR
Arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia
Homilía de S.E. Cardenal Julio Terrazas.
Domingo 16 de octubre de 2011.
Basílica Menor de San Lorenzo Mártir.
(…) Pagar el impuesto al Cesar es un frase del evangelio muy conocida y muy utilizada,
muy puesta en boga cuando se trata de acallar al Dios de la vida que habla a través
de los que tiene fe y pensar que todos deben someterse al Cesar sin
discernimiento. Jesús conociendo su malicia les dijo: Hipócritas, porqué me tienden
esa trampa.
Es interesante la reacción del señor: Hipócritas, lo que ustedes me han dicho no es algo
que nace de su corazón, ustedes han inventado un discurso para ver si yo voy a
caer en la trampa que me están poniendo; si digo que sí hay que pagar al César
van a decir que estoy traicionando al pueblo de Dios; si digo no, van a acusarme
ante las autoridades a fin de hacerme desaparecer de en medio de ustedes.
Esta misma pregunta se hace con frecuencia “Maestro, dinos que hay que hacer, es lícito
o no es lícito y Jesús nos puede responder de la misma manera, con esa hipocresía
con que lo hacen, no les creo absolutamente nada de sus preguntas pero
muéstrenme la moneda con que se paga el impuesto. Y le sacan un denario, ahí ya
los desautoriza totalmente, porque el grupo de los fariseos no querían ni tocar las
monedas del César porque les parecía una impureza y sin embargo tenían esa
moneda en el bolsillo y se la muestran.
Y Jesús les pregunta ¿De quién es esa figura y esa inscripción? Le respondieron, del
César, en esa moneda está la imagen del César como en muchísimas monedas que
se fabrican a lo largo de los siglos donde aparecen los que se presentan como
divinos, las inscripción era esa “Hijo del divino Augusto”. Con eso habían
amedrentado a unos, habían soliviantado a otros.
Por eso el Señor, les responde: Devuelvan al César lo que es del César, no confundan los
planos, ustedes cumplirán con las determinaciones de quienes los gobiernan o
quienes los tienen sometidos ahora; a él devuélvanle porque él les ha dado eso;
pero a Dios denle ustedes lo que es de Dios. Y lo que es de Dios es la dignidad
humana, lo que es de Dios es la figura humana y divina que llevamos nosotros en
nuestro ser; lo que es de Dios es la libertad de nuestro pueblo, eso hay que
devolverlo nuevamente a Dios para que Dios lo siga haciendo crecer y aumentar
para bien de todos.
Den o devuelvan al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Este horizonte
podría permitirnos hoy vivir una jornada en la que vamos a entregarles a los que
buscan que los apoyemos, sus propias monedas. Pero les vamos a pedir que
realmente al asumir un servicio a la comunidad, sea con gran dignidad y con gran
responsabilidad.
Y a Dios le vamos a dar lo que es propio de nosotros, lo que nadie nos puede arrebatar:
nuestra fe, nuestra esperanza, nuestro amor, tal como lo dice Pablo en la carta a
los de Tesalónica “Estamos admirados de cómo viven a y como han aceptado la
palabra, pero sobre todo nos llena de alegría saber que el amor que ustedes tienen
se traduce en obras, en servicio a los demás; que la fe que tiene ustedes es un fe
grande, una fe inconmovible y la esperanza que tienen ustedes, no es una ilusión
inventada sino la certeza de que nuestro Dios sigue trabajando en nuestros
corazones y en el corazón de nuestro pueblo.
Esta es la palabra que puede ayudar a muchos en esta jornada a crecer en
responsabilidad, a crecer en libertad para descubrir que es lo que se pretende y a
proceder en consecuencia con una conciencia clara, con una conciencia libre de
presiones, con una conciencia que no se deja arrastrar ni con consignas ni con
palabras hechas, con una conciencia de que solo si todos procedemos con libertad,
vamos a hacer que Bolivia cante con orgullo que es una tierra que no quiere vivir
esclavizada.
Dios nos ilumine a todos y nos ayude en esta jornada a convertir este día en el día de la
toma de conciencia y de la libertad de espíritu. Amen.