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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXII Samana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo 32
Dichoso el pueblo escogido por Dios. Los israelitas eran el pueblo escogido,
un pueblo especial y santo de Dios, porque Él había depositado en ellos, aunque no
lo merecían, su amor, por eso decimos Dichoso el pueblo escogido por Dios.
Dios cumplió la promesa que hizo a los patriarcas libertándoles de Egipto; y
de la misma manera iba a seguir mostrándoles esa bondad, siempre y cuando ellos
respondieran amándole (Dt 7:6-11). Él pedía un amor práctico, que conlleva a
cumplir sus mandatos (7:1-5). Como resultado de ese amor continuo, iban a ser
prosperados, protegidos de las enfermedades y serían distinguidos entre todas las
demás naciones (7:12-15).
En el pacto que hizo Dios con Israel, prometió concederles una gran variedad
de bendiciones, mientras ellos permanecieran fieles. Por consiguiente, aquel
pueblo era realmente feliz como nación. La promesa sería cumplida, sólo si ellos
permanecían obedeciendo a su Dios.
Ahora bien, nosotros somos el nuevo pueblo de Dios por Jesucristo nuestro
Señor. Por esto, sobre todo ahora nosotros podemos gritar con más fuerza: Dichoso
el pueblo escogido por Dios , porque somos pueblo santo. No sólo una idea mental,
sino un actuar como tales; somos real sacerdocio. Y por lo tanto, debemos ejercer
ese oficio de interceder por otros; somos linaje escogido: debemos hacer manifiesto
esa relación de selección hecha por Dios; somos pueblo adquirido por
Dios. Debemos valorar el precio que Cristo pagó por nosotros.
Como cristianos no podemos darnos el lujo de olvidar a Dios, de la misma
forma que tampoco podía hacerlo el israelita en la vida diaria. Esta actitud viene a
identificarnos que pueblo suyo somos y ovejas de su rebaño; Él es nuestro Creador
y Padre; nuestro Salvador y Señor. ¡Dichoso el pueblo escogido por tal Señor!
¡Dichosa la Iglesia!, porque el Dios revelado por Jesucristo: Padre Hijo y Espíritu
Santo, es nuestro Dios.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)