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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXVI Semana del Tiempo Ordinario
Lunes
Salmo 137
El salmo 137 es el himno de acción de gracias de un rey que, superados los
peligros de la guerra y vencidos los enemigos, va al templo a dar gracias a Dios por
la victoria, confesando que el triunfo ha sido consecuencia de haber pedido el
auxilio de Dios: Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque, cuando te invoqué,
me escuchaste y, cuando caminé entre peligros, me conservaste la vida.
Podemos contemplar a través de este salmo, la victoria de Cristo, nuestro
rey, demos gracias al Señor de todo corazón por esta victoria, que redunda en bien
de todos los hombres, y pidamos a Dios que no abandone la obra de sus manos,
iniciada en la resurrección de Cristo, sino que complete sus favores con nosotros,
llevando a todos los hombres a una salvación semejante a la de su Hijo.
La respuesta del hombre es tributarle rendidas gracias a Dios Padre desde las
profundidades del corazón por la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.
¡Qué himno de acción de gracias el del Señor Resucitado! El Nombre-sobre-todo-
nombre le da una relevancia superior a los ángeles, y muestra la estupenda, la
sublime victoria de Dios. La asamblea creyente, congregada en el Santuario,
celebra a Dios por sus favores, por su amor salvador, por su bondad paternal,
porque es sublime en su victoria. Nuestra canción es un eco de la que resuena ante
el trono de Dios y del Cordero (cf. Ap 7-9-10).
Te damos gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste a Cristo, tu
Hijo, cuando, en los días de su vida mortal, te presentó oraciones y súplicas, a
gritos y con lágrimas, y, extendiendo tu derecha, lo salvaste de la muerte;
completa, Señor, con nosotros los favores iniciados en Cristo y no abandones la
obra de tus manos
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)