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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXVI Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo 138
Condúcenos, Señor, por tu camino . Si nos esforzamos de todo corazón por
vivir el Evangelio y por centrar nuestras vidas en las cosas de Dios,
permaneceremos sin lugar a dudas en el camino que conduce a la vida eterna.
Es de suma importancia descubrir si vamos caminando por el camino
estrecho y angosto que conduce a la vida eterna; y si no es así, ¿en qué respecto
hemos permitido que el adversario nos cegara u ofuscara la mente y nos haya
hecho apartarnos del camino que nos conduce de regreso a la presencia de Dios?
Cada cual debe escudriñar su propia alma para descubrir en qué ha fallado y, en
seguida, buscar con toda diligencia a nuestro Padre Celestial para que, con la ayuda
de su Santo Espíritu, pueda volver al camino estrecho y angosto, que lleva a la
eternidad.
Si estamos procurando remediar nuestros propios defectos, si estamos
viviendo de tal manera que podamos pedir a Dios luz, conocimiento y, sobre todo,
su Espíritu, a fin de vencer nuestras debilidades, entonces nos encontramos en el
camino que conduce a la vida eterna; entonces no tenemos nada que temer.
Madre Santísima de la Soledad. Madre de Jesús, condúcenos hacia tu Divino
Hijo por el camino del Evangelio, para que nuestra vida sea el cumplimiento
generoso de la voluntad de Dios condúcenos a Jesús, que se nos manifiesta y se
nos da en la Palabra revelada y en el Pan de la Eucaristía.
Danos una fe firme, una esperanza sobrenatural una caridad ardiente y una
fidelidad viva a nuestra vocación de bautizados.
Ayúdanos a ser agradecidos a Dios, exigentes con nosotros mismos y llenos
de amor para con nuestros hermanos.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)