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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXVII Semana del Tiempo Ordinario
Jueves
Lucas 1
Bendito sea el Señor, Dios de Israel. Hoy el salmo nos vuelve proponer en la
respuesta al salmo volver a alabar a Dios con el Cántico de Zacarías, el padre de
Juan, quien quedó lleno del Espíritu Santo y dijo proféticamente: Bendito sea el
Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su Pueblo...
Todo el afán especulativo de Israel es conocer la salvación, las maravillas del
designio de Dios sobre su pueblo. El conocimiento de esa salvación provoca en el
pueblo de Dios la acción de gracias, la bendición, la proclamación de los beneficios
de Dios que se expresa por el “Bendito sea el Señor, Dios de Israel”.
Esta es la forma tradicional de oración de acción de gracias que admira los
designios de Dios. El gran designio de Dios es la redención del género humano por
su Hijo, que anuncia con total proximidad Zacarías y san Juan Bautista, pero sobre
todo la Virgen María. Nosotros hemos cantado y recordado la alabanza de Zacarías
ante este designio de salvación cuando hemos dicho: “Bendito sea el Señor, Dios de
Israel”.
Y podemos continuar diciendo: “Te alabamos, te bendecimos y te
glorificamos por el Misterio de la Virgen Madre. Porque, si del antiguo adversario
nos vino la ruina, en el seno de la Hija de Sión ha germinado aquél que nos nutre
con el pan de los ángeles, y ha brotado para todo el género humano la salvación y
la paz. La gracia que Eva nos arrebató nos ha sido devuelta en María. En ella,
madre de todos los hombres, la maternidad, redimida del pecado y de la muerte, se
abre al don de una vida nueva. Así, donde había crecido el pecado, se ha
desbordado tu misericordia en Cristo nuestro Salvador. Por eso nosotros, mientras
esperamos la venida de Cristo, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos…”:
“Bendito sea el Señor, Dios de Israel”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)