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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXIX Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo: Isaías 12
El Señor es mi Dios y salvador . Dios, al revelarse a Sí mismo como Creador
del mundo y su providente ordenador, se revela al mismo tiempo como Salvador:
como Quien libera del mal, especialmente del pecado cometido por la libre voluntad
de la criatura. En el plan dispuesto por la Providencia de Dios, Jesús de Nazaret
lleva un nombre que alude a la salvación: “Dios libera”, porque El es en realidad lo
que el nombre indica, es decir, el Salvador.
En los momentos de angustia el cristiano no debe olvidar nunca que Cristo es
su salvador. Sí, Jesús es nuestro Amigo, nuestro Salvador, nuestro Señor y nuestro
Dios”. Y si el Señor es mi Dios y salvador, con él estamos seguros y nada tenemos
qué temer. El Señor es nuestra protección y nuestra fuerza: es nuestra salvación.
Para hacer vida esta respuesta al salmo: El Señor es mi Dios y salvador es
necesario tener una relación personal con Jesucristo; es decir, tener una
experiencia personal con Él, de ojos abiertos y corazón palpitante. Ninguno es salvo
por la fe de otros. Ninguno es perdonado por hacer ciertas acciones. El único
camino para ser salvo, es aceptando personalmente a Jesús como nuestro
Salvador, confiando en Su muerte como pago por nuestros pecados, y en Su
resurrección como su garantía de vida eterna (Jn 3:16).
Por tanto, hemos de creer firmemente que Jesucristo, Hijo de Dios hecho
hombre, crucificado y resucitado, es el mediador único y universal de la salvación
de la humanidad. Por eso los cristianos reconocemos a Jesucristo como único
Salvador del mundo y proponemos el encuentro con Él (que está vivo) como el
camino de conversión, comunión y solidaridad. Sólo Él tiene palabras de vida
eterna. Conozcámoslo, amémoslo y sigámoslo.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)