1
Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXIX Semana del Tiempo Ordinario
Jueves
Salmo 32
Dichoso el pueblo escogido por Dios. Dios quiso santificar y salvar a los
hombres no individualmente y aislados, sin conexión entre sí, sino hacer de ellos un
pueblo para que le conociera de verdad y le sirviera con una vida santa. Eligió,
pues, a Israel para pueblo suyo, hizo una alianza con él y lo fue educando poco a
poco. Le fue revelando su persona y su plan a lo largo de su historia y lo fue
santificando.
Por Cristo, la Iglesia es el nuevo pueblo de Dios, nosotros somos el nuevo
pueblo de Dios. El Pueblo de Dios tiene características que le distinguen claramente
de todos los grupos religiosos, étnicos, políticos o culturales de la Historia:
– Es el Pueblo de Dios: Dios no pertenece en propiedad a ningún pueblo.
Pero El ha adquirido para sí un pueblo de aquellos que antes no eran un pueblo:
“una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa” (1 P 2, 9).
– Se llega a ser miembro de este cuerpo no por el nacimiento físico, sino por
el “nacimiento de arriba”, “del agua y del Espíritu” (Jn 3, 3-5), es decir, por la fe en
Cristo y el Bautismo.
– Este pueblo tiene por jefe [cabeza] a Jesús el Cristo.
– “La identidad de este Pueblo, es la dignidad y la libertad de los hijos de
Dios en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo”.
– “Su ley, es el mandamiento nuevo: amar como el mismo Cristo mismo nos
amó (cf. Jn 13, 34)”. Esta es la ley “nueva” del Espíritu Santo (Rm 8,2; Ga 5, 25).
– Su misión es ser la sal de la tierra y la luz del mundo (cf. Mt 5, 13-16). “Es
un germen muy seguro de unidad, de esperanza y de salvación para todo el género
humano”.
– “Su destino es el Reino de Dios, que el mismo comenzó en este mundo,
que ha de ser extendido hasta que él mismo lo lleve también a su perfección” (LG
9).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)