Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXIX Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo 23
Haz, Señor, que te busquemos. Podemos buscar algo por dos motivos: porque lo
tuvimos y se nos perdió, o porque nos enteramos de que existía y queremos verlo.
Buscar a Dios implica tener el corazón preparado. No es posible salir tras sus huellas
cuando tenemos tal bullicio interior que ni nos deje escucharnos a nosotros mismos... No es
posible caminar hacia Él si estamos atados a las mil cosas y pequeñeces de todos los días. No
es posible exigirle que baje a nuestras raquíticas medidas, si no ponemos de nuestra parte un
poco de esfuerzo para poder salir del cerco del propio egoísmo y pequeñez.
2
San Agustín nos dice:
No le reces a Dios mirando al cielo,
¡mira hacia adentro!
No lo busques a Dios lejos de ti,
sino en ti mismo...
No le pidas a Dios lo que te falta:
¡búscalo tú mismo!, y Dios lo buscará contigo,
porque ya te lo dio como promesa y como meta
para que tu lo alcances...
No reproches a Dios por tu desgracia;
¡súfrela con Él! Y Él sufrirá contigo;
y si hay dos para un dolor, se sufre menos...
No le exijas a Dios que te gobierne,
a golpe de milagros, desde afuera;
¡gobiérnate tú mismo!
con responsable libertad, amando,
y Dios te estará guiando
¡ desde adentro y sin que sepas cómo!
No le pidas a Dios que te responda cuando le hablas;
¡respóndele tú!, porque El te habló primero;
y si quieres seguir oyendo lo que falta
escucha lo que ya te dijo.
No le pidas a Dios que te libere,
desconociendo la libertad que ya te dio.
¡Anímate a vivir tu libertad!
y sabrás que sólo fue posible
porque tu Dios te quiere libre.
No le pidas a Dios que te ame,
mientras tengas miedo de amar
y de saberte amado.
¡Ámalo tú!
y sabrás que si hay calor es porque hubo fuego
y que si tú puedes amar es porque El te amó primero.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)