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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXX Semana del Tiempo Ordinario
Lunes
Salmo 1
Dichoso el hombre que confía en el Señor. Podemos evocar es esta respuesta
al salmo 1, al libro de Jeremías (17, 5-8): “Bendito quien confía en el Señor y pone
en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la
corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en
año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto”.
¿Qué frutos dará el hombre que ha puesto su confianza en Dios? Los que
observan la Ley de Dios tendrán felicidad en esta vida y en la otra. El Señor hace
fructificar a quién confía en él. Los que los rechazan no prosperan. De ahí depende
el camino que tomemos, en nuestra vida hay claro dos caminos que representan
dos tipos de conductas: la del sabio/justo y la del necio/malvado. La imagen
vegetal del árbol bien regado y del cardo, resaltan la consistencia y la felicidad del
justo frente a la inconsistencia y desgracia del malvado.
Debemos de tener valor al igual que Jeremías y denunciar las prácticas
religiosas que no van acompañadas por una vida recta.
Se habla de la felicidad al igual que el primer discurso de Jesús que
comenzará con: ¡Dichosos! La verdadera felicidad se encuentra en Cristo resucitado
que ofrece resurrección y vida a los que creen en él. El que cree y confía
plenamente en el Señor es el Dichoso, el que cumple el mandamiento de la caridad,
éste es el dichoso para siempre.
No olvidemos que quien cree en la resurrección vive como resucitado y
camina por la verdadera senda de la felicidad. La esperanza cristiana se
fundamenta en la resurrección. Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)