1
Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXX Semana del Tiempo Ordinario
Martes
Salmo 127
Dichoso el que teme al Señor . Existe un temor de Dios que es un don del
Espíritu Santo: Temer ofenderle, tememos al realizar nuestra propia debilidad y al
saber que con facilidad podemos caer en pecado mortal y condenarnos. San Agustín
decía “ama y haz lo que quieras” pero por su propia experiencia también escribió
ampliamente sobre la necesidad del temor como motivo para el arrepentimiento. El
temor, según San Agustín, lleva al dolor del corazón por el pecado.
Jesús, en muchísimos pasajes, nos enseña a temer las consecuencias del
pecado y la negligencia. Es un aspecto necesario de su infinito amor porque no
quiere que nadie se pierda. Se trata de advertencias sobre la justicia divina (de la
que no nos gusta hoy día hablar:
“"¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!” (Mt 24:19)
“Pero ¡ay de ustedes, los ricos!” (Lc 6:24)
“¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese
modo trataban sus padres a los falsos profetas”.
“Dijo a sus discípulos: “Es imposible que no vengan escándalos; pero,
¡ay de aquel por quien vienen!” (Lc 6:26)
Sin duda Jesús quiso sacudir a los hombres con el santo temor para sacarlos
de su complacencia. No solo a los que le escuchaban hace 2000 años, sino a todos
los que hoy gustamos escuchar su Palabra.
Así, la historia del Hijo Pródigo, que tanto resalta la misericordia del Padre,
nos hace ver al mismo tiempo que la motivación original para el regreso del hijo no
fue el amor al Padre, sino una toma de conciencia de la miseria en que había
resultado su pecado. Esa motivación, pobre aun, es el comienzo de la reconciliación
que lo lleva al Padre.
El temor de Dios es un don divino que nos hace comprender la seriedad del
pecado por el castigo que merece ante un Dios justo. Por otra parte, el olvido del
don del temor de Dios está llevando a muchos a la negación del pecado y sus
consecuencias. No así las almas que viven en el santo temor de Dios, estas son
dichosas porque temen al Señor.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)