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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXXI Semana del Tiempo Ordinario
Martes
Salmo 21
Alabemos juntos al Señor . La alabanza es la forma de orar que reconoce de
la manera más directa que Dios es Dios. Le canta por Él mismo, le da gloria no por
lo que hace, sino por lo que Él es. Participa en la bienaventuranza de los corazones
puros que le aman en la fe antes de verle en la gloria.
Mediante ella, el Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de
que somos hijos de Dios (cf Rm 8, 16), da testimonio del Hijo único en quien somos
adoptados y por quien glorificamos al Padre.
La alabanza integra las otras formas de oración y las lleva hacia Aquel que
es su fuente y su término: un solo Dios, el Padre del cual proceden todas las cosas
y por el cual somos nosotros”.
“Alabar” es proclamar la verdad que hay en el otro, reconocerla y
celebrarla. No se la debe confundir con la “adulación” la cual se torna, en último
término, en mentira y es servil.
Por otra parte, “alabar a Dios”, su ser, sus hechos y acciones es
reconocernos, implícitamente a nosotros mismos y valorarnos, porque hemos sido
creados a su imagen y semejanza.
Además, nos centra en Él como el primero en todo y organiza nuestras
vidas, dando el primer lugar a quien corresponde.
Alabemos juntos al Señor como la forma más importante de adorar y de orar
a Dios, como enseña San Agustín: “Toda nuestra vida presente debe discurrir en la
alabanza de Dios y nadie puede hacerse idóneo de la vida futura, si no se ejercita
ahora en esta alabanza: “Canten, -dice san agustín- con la voz y con el corazón,
con la boca y con su conducta: Canten al Señor un cántico nuevo. ¿Se preguntan
qué alabanzas hay que cantar de aquel a quien aman? Porque, sin duda, quieren
que su canto tenga por tema a aquel a quien aman. ¿Se preguntan cuáles son las
alabanzas que hay que cantar? Han oído: Alabemos juntos al Señor. ¿Les
preguntan qué alabanzas? Resuene su alabanza en la asamblea de los fieles. Su
alabanza son los mismos que cantan. ¿Quieren alabar a Dios? Vivan de acuerdo con
lo que pronuncian sus labios. Ustedes mismos serán la mejor alabanza que puedan
tributarle, si es buena su conducta (Sermón 34, 1-3.5-6; 41, 424-426).
Padre Félix Castro Morales
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Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)