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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXXI Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo 26
El Señor es mi luz y mi salvación . Esta metáfora, con la que hemos
respondido al salmo, indica beneficio, protección o favor, o dicho en otras palabra,
salvación , ayuda y defensa .
Nuestra salvación es una aurora de luz, nuestro Salvador es Jesús -cuyo
nombre significa “Dios salva”. Él fue la amanecida de la luz en nuestra tierra.
Durante su jornada humana el Padre iluminó su camino, garantizando su seguridad
personal. Cuando las oscuridades le rodearon en la cruz, puso su confianza en la luz
indefectible: “Padre, en tus manos pongo mi vida”. El Dios que dijo “brille la luz del
seno de las tinieblas”, respondió a la confianza de su Hijo e inundó de luz el rostro
de Jesús. Cuantos creemos en Cristo somos hijos de la luz. Nos resta hacer brillar
de tal suerte nuestra luz que los hombres glorifiquen a nuestro Padre.
En efecto, Jesús es nuestra luz, salvación, defensa de nuestra vida,
tranquilidad. la oración, la intimidad con Dios produce un gozo inefable y una
seguridad a todo riesgo. Las tentaciones pasarán como las nubes y aparecerá de
nuevo la luz de Dios, glorificada por nuestros sacrificios de aclamación y nuestro
gozo festivo.
Señor Dios, luz y salvación de los que en ti esperan, tú que no abandonaste
a tu Hijo amado cuando le asaltaron los malvados para devorar su carne, sino que
lo escondiste en tu tienda y lo alzaste sobre la roca en el día de la resurrección, no
abandones a tus siervos que buscan tu rostro y haz que también nosotros podamos
levantar la cabeza sobre los enemigos que nos cercan y lleguemos a gozar un día
de tu dicha en el país de la vida, por los siglos de los siglos.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)