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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXXI Semana del Tiempo Ordinario
Jueves
Salmo 104
El que busca al Señor será dichoso . “La vida del hombre es un continuo
andar hacia el Seor; forja su vida en un perpetuo tender hacia el infinito...”. “Nos
creaste, Seor, para ti y nuestro corazn está inquieto hasta que descanse en ti”.
El que encuentra a Dios su vida descansa como en una roca inconmovible; su
espíritu reposa en la paternidad divina, como el niño en los brazos de su madre (cf.
Sal 130). Cuando Dios ha sido hallado, el espíritu comprende que lo único grande
que existe es Él.
Al que ha encontrado a Dios acontece lo que al que ama por primera vez:
corre, vuela, se siente transportado; todas sus dudas están en la superficie, en lo
hondo de su ser reina la paz. No le importa ni mucho ni poco cuál sea su situación,
ni si escucha o no sus preces. Lo único importante es: Dios está presente. Dios es
Dios. Ante este hecho, calla su corazón y reposa. Así es, El que busca al Señor es
dichoso.
El que halla a Dios se siente buscado por Dios, como perseguido por Él, y en
Él descansa, como en un vasto y tibio mar. Esta búsqueda de Dios sólo es posible
en esta vida, y esta vida sólo toma sentido por esa misma búsqueda, y por este
mismo encuentro con Dios.
Tú, que buscas a Dios; tú, que sientes en tu alma el deseo de orar; tú, que
percibes la voz del Señor que te invita a un encuentro profundo con Él, no desoigas
su voz. Ten la serenidad y la disponibilidad necesarias para "perder tu tiempo" con
Dios. Renuncia por un momento a tu actividad. Deja este ritmo de vida marcado,
inexorablemente, por las agujas del reloj. Pon en descanso tu propio corazón. ¡No
olvidemos! El que busca al Señor será dichoso.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)