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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
XXXI Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo 121
Vayamos con alegría al encuentro del Señor . En esta frase se puede
resumir la actitud cristiana de quien está preparando el encuentro eterno con Dios.
¿Dónde se encuentra el Señor? ¿Cómo podemos ir a su encuentro? Nunca
debemos olvidar que cuando hablamos de encontrarnos con Dios, lo que tenemos
que hacer es entrar en nuestro corazón y preguntarnos si nos estamos encontrando
con Él en lo más profundo de nosotros mismos. De nada serviría tener un
encuentro externo, de fiestas y de preparativos, si ese encuentro no se realiza
vivencialmente en nuestro interior.
Encontrarnos con el Señor significa ser capaces de descubrir en nuestro
interior lo que Dios quiere y busca para nosotros. El encuentro con el Señor no es
otra cosa sino la capacidad que tengamos en nuestra alma de reconocer la
presencia de Dios, y por lo tanto, la obediencia a su ley en nuestro corazón.
Vayamos con alegría al encuentro del Señor ; es decir, hacia dentro de
nosotros mismo: aquí se da el encuentro con Dios. Nuestra auténtica realización y
el verdadero encuentro con Dios sólo se realiza en la medida en que obedecemos la
ley del Señor.
Encontrarse con Jesús en la vida de todos los días y no tener en nuestro
interior una actitud de obediencia a este Cristo que viene es una grosería. En cada
uno de nuestros corazones debe existir una obediencia motivada no por otra cosa,
sino por el hecho de que Cristo viene a traernos la verdad. Por lo tanto, el
encuentro con la ley de Dios, el encuentro con Cristo cada día, no puede ser
superficial, sino que tiene que ser un encuentro muy serio, muy recio, porque en el
fondo, es el encuentro con la verdad de nosotros mismos, con nuestra propia
autenticidad.
Busquemos vivir de acuerdo a la ley de Dios. Vivamos siempre conforme a lo
que el Señor nos propone a través de nuestra razón, a través de las Escrituras, a
través de las circunstancias a lo largo de nuestra vida.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)