I Semana de Adviento (Año Par)
Jueves
Mt 7:21.24-27
“No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos (Mt 7,
21), sino el que haga la voluntad de mi padre celestial”. El Apóstol Santiago afirma
que la fe, sin obras, está muerta. ¿De qué sirve que alguien diga “tengo fe”, si no
tiene obras? El hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente (cf. Ga
2, 14).
Cristo enseñaba a rezar a que se haga la voluntad de Dios por encima de todo,
y Él mismo la ponía por obra, porque no enseñaba nada que antes no practicará él
primero. De hecho se decía de Cristo que les enseñaba como quien tiene autoridad,
y no como sus escribas (Mt. 7,29).
Abundan las citas Bíblicas en donde se ve el deseo de Cristo de Cumplir con la
Voluntad del Padre celestial:
Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y
llevar a cabo su obra (Jn. 4,34). No vino para sí mismo sino para el
Padre y por nosotros y toda su vida la gasta en esta misión sin mirarse
a sí mismo.
Y en otro pasaje dice no busco mi voluntad, sino la
voluntad del que me ha enviado (Jn. 5,30). Siempre busca no
anteponer nada al amor de Dios.
También leemos en el mismo evangelio de Juan porque
he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del
que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que
no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último
día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al
Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día
(Jn. 6,38-40).
Reino de los Cielos sólo es accesible al que hace la voluntad de mi Padre
celestial (9), pues el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ése
es mi hermano y mi hermana y mi madre (10). Es ahí en el cumplimiento del
querer divino donde la criatura encuentra su verdadera felicidad, pues la voluntad
divina está orientada a que seamos plenamente felices en esta vida y en la otra, de
un modo con frecuencia, distinto al que nosotros habíamos proyectado: “a quien
posee a Dios, nada le falta.... si él mismo no le falta a Dios”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)