Domingo XXX del Tiempo Ordinario Ciclo A
Padre Emilio Betancur Múnera
DOS AMORES ORGANIZADOS
Los códigos normalmente requieren procesos muy largos y prolongados tiempos
para su redacción y ejecución. Lo mismo debió haber ocurrido con las leyes del
Éxodo, Levítico y Números, leyes de circunstancia. Una cosa son las leyes de Israel
como nómada y otras en el sedentarismo. Todas las leyes de Moisés y sus
sucesores se originaron en condiciones y épocas diferentes pero sintetizadas como
decálogo, en el pentateuco y su hilo conductor es la evolución histórica de Israel.
Además hay que tener en cuenta que Israel no fue el primero y único pueblo en
promulgar leyes. En la patria de Abraham, UR había un código del 2050 A.C. el
código de HAMURABI (museo de Louvre) es del 750 A.C. El código del Sinaí tiene
sus precedentes.
La ley de Sinaí enfatiza la protección de los débiles, la viuda, el huérfano, el
inmigrante del prestamista (paga diario o financiación). En este contexto el
fundamento de la ley de Israel es la tradición de la liberación de Egipto realizada
por Yahveh. Israel conoció a Dios como un Dios que escuchaba el clamor de los
humildes y era sensible a la falta de libertad y atropellos en su dignidad, entonces
Yahveh usa la ley en defensa de los humildes. Todas las leyes están marcadas
por el sufrimiento de la esclavitud y la obra de liberación realizada por Yahveh: “Yo
soy el Señor tu Dios que ha sacado de la esclavitud de Egipto, de la casa de la
esclavitud” (Ex 20,2) “Conocéis lo que hice en Egipto, os llevé en alas de águila
para atraeros hacía mí” (Ex 19,4).
El fundamento de toda la ley de Israel es la compasión de Dios por los humildes:
“cuando el débil clama yo lo escucho porque soy compasivo” (primera lectura).
Compasin significa “sufrir –con”.
Los sentimientos de Yahveh son los mismos que él pide para los demás: “No hagas
sufrir ni oprimas al extranjero, porque ustedes fueron extranjeros, no explotes a las
viudas y a los huérfanos, ellos claman a mí y yo oiré su clamor, no te portes con el
pobre como usurero cargándole intereses” (Primera lectura) (esto no es para el
sector financiero porque este no presta a pobres).
Con los pobres no se trata de racionamientos sino de experiencias; como quien dice
los que saben de debilidad póngase en función de los débiles.
Es interesante ver como Moisés utiliza amenazas pedagógicas para que se cumpla
la ley: “Mi ira se encenderá, te mataré a espada, tus mujeres quedarán viudas y tus
hijos huérfanos”. Ninguna amenaza se cumple porque prima la compasin de Yahvé
y el hombre educado en la fe no necesita amenazas porque desde el amor de Dios
ve en toda persona un hermano. El amor de Dios y al prójimo como a nosotros
mismos es lo que precisará el evangelio y canta el Salmo responsorial: “Tu eres mi
refugio, yo te amo Señor tú eres mi fuerza, el Dios que me protege me libera, eres
mi salvación, mi escudo y mi hogar, Bendito seas Señor que me protege y
mostraste tu amor a tu elegido” (Sal 17).
Sea David, que la comunidad o cada uno de nosotros podemos cantar con
experiencia: “El Seor me ha librado porque me ama”, ya que es el contenido de la
fe: la certidumbre de que Dios nos ama y nos llama a la libertad. La fe es la
experiencia de Dios como liberador y cuando hablamos de la fe terminamos o
empezamos contando una experiencia, su Salvación o liberación que al mismo
tiempo nos da confianza en el futuro.
David perseguido por Saúl canta en el segundo libro de Samuel cap. 22 este Salmo
para agradecer a Yahveh porqué lo ha salvado: tú concediste al rey grandes
victorias y mostraste tu amor por tu elegido” (Sal 17).
Cuando Moisés habla de Yahveh como roca está haciendo eco de la liberación de
Egipto, del Éxodo como marcha al Sinaí.
En el capítulo 6 del Deuteronomio Moisés se nos invita a vivir el amor de Dios en
términos de corazón, alma y mente, términos paralelos para hablar de la existencia
humana integral y del amor de Dios en términos en obediencia filial diaria; el
corazón es el centro de la voluntad, el alma es la vida diaria entregada al servicio
de Dios y los hermanos y la mente, quiere decir, la mentalidad al servicio de
manera de pensar de Dios.
El amor al prójimo supone un amarse a uno mismo por la relación entre el bien
personal y el bien de los demás.
Los dos mandamientos del evangelio de hoy pertenecen a la ley de Israel y estaban
escritos en la alianza, hacían parte de la primera profesión de fe judía, el Shema
Israel, escucha Israel. En Dt 6 la condicin de ambos mandamientos es “la
escucha”.
UN CORAZÓN: DOS AMORES
¿Por qué este evangelio hace parte de la polémica de Jesús con los fariseos?
Estamos cerca de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y la pasión, mientras
que la gente iba, progresivamente reconociendo a Jesús como Mesías. Las
autoridades religiosas pretendían ser la única instancia que podía definir quién era
el verdadero Mesías. En los días anteriores a la pasión, Jesus relató tres (3)
parábolas, la de los dos hijos, los viñadores homicidas y el banquete nupcial, ahora
las autoridades judías le planteaban tres (3) temas para ponerlo a prueba, el
impuesto al Cesar, la resurreccin de los muertos y el relato de hoy, “¿Maestro cuál
es el primer mandamiento?” Es una pregunta sobre la ley y Jesús responde con
dos frases de la ley sin establecer una jerarquía sobre los 613 mandamientos de la
ley; ni entre los que parecen entre sí. Dice que dos dan sentido a todos los demás,
poniendo a depender de estos, que están en la Escritura, toda la ley y los profetas
(Miq 6,8).
¡SER HIJO DE DIOS!
Para los profetas la gran lección de la ley era: si quieren ser hijos del Dios que los
ha liberado sean ustedes liberadores. Así, amarás a tú prójimo, obedece más a
una conducta que a un sentimiento. En esto tenían que estar de acuerdo los
fariseos que conocían la ley, ¿por qué la polémica?
Sin duda que su mentalidad legalista era más importante que las personas y la
moral que la vida de los pobres.
Jesús los llama a un cambio de mentalidad como conversión radical, y esta no exige
cálculos por tratarse del amor, “vosotros no dependéis de la ley sino de la gracia”
(Rm 6,14). En la lógica de la gracia y el amor los dos mandamientos se parecen
por ser de la misma naturaleza. No hay dos clases de amor cuando se trata del
mismo amor.
El segundo es la verificacin del primero como dice San Juan: “Si alguno dice que
ama a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso, quien no ama a su hermano a
quien ve no puede amar a Dios a quien no ve (1 Jn 4,20). El amor de Dios es el
primero como precepto pero el del prójimo es primero en el orden de la práctica
porque quien nos regala este amor en dos preceptos no nos recomienda primero el
prójimo y segundo a Dios, sino Dios primero y el prójimo segundo.
Jesús les reprocha a los fariseos que estén pervirtiendo la ley, la ley que ha sido
dada como de libertad y vida, la convierten en experiencia de esclavitud y muerte,
es el caso de la ley del sábado que no permite hacer el bien. Mira, le dice a Jesús,
tus discípulos hacen lo que no se puede hacer en sábado y Jesús les replica: “No
habéis comprendido lo que significa misericordia quiero y no sacrificio” (Os 6,5 Mt
12,1-8). Los fariseos que son una dimensión de la experiencia religiosa a nombre
de la ley se olvidan del amor. Hagamos eco en la liturgia de hoy de una frase del
juicio final: “cada vez que lo hacéis con uno de estos más débiles, que son mis
hermanos, lo habéis hecho conmigo (Mt 25,40).
Si miramos en nuestro interior y dejamos hablar el corazón del amor al prójimo
veremos que viene del amor de Dios que está también en nuestro corazón.
Éxodo 22, 20-26
Así dice el Señor:
«No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto.
No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo
los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras
mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos.
Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con
él un usurero, cargándole intereses.
Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el
sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a
acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.»
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Salmo 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 5lab (R.: 2)
R. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos. R.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador. Tú diste gran
victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu Ungido. R.
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Primera Tesalonicenses 1, 5c-10
Hermanos:
Sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Y vosotros
seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la palabra entre tanta lucha
con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los
creyentes de Macedonia y de Acaya.
Desde vuestra Iglesia, la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en
Acaya, sino en todas partes. Vuestra fe en Dios habla corrido de boca en boca, de
modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos
cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos,
os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la
vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y
que nos libra del castigo futuro.
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Aleluya Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra -dice el Señor-, y mi Padre lo amará, y
vendremos a él.
EVANGELIO
Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo
Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús habla hecho callar a los saduceos,
formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo
a prueba:
-«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo:
-«"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu
ser. "
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»