IV Semana de Adviento (Año Par)
Martes
Lc 1:46-56
Ha hecho en mi grandes cosas, el que todo lo puede . Dios hizo cosas grandes
en María santísima desde el principio. Desde el momento de su concepción en el
seno de su madre, Ana, cuando, habiéndola elegido como Madre del propio Hijo, la
ha liberado del yugo de la herencia del pecado original. Y luego, a lo largo de los
años de la infancia cuando la ha llamado totalmente para sí, a su servicio, como la
Esposa del Cantar de los Cantares. Y después: a través de la Anunciación, en
Nazaret, y a través de la noche de Belén, y a través de los treinta años de la vida
oculta en la casa de Nazaret. Y sucesivamente, mediante las experiencias de los
años de enseñanza de su Hijo Cristo y mediante los horribles sufrimientos de la
cruz y la aurora de la resurrección...
María glorifica a Dios, consciente de que a causa de su gracia la habían de
glorificar todas las generaciones, porque “su misericordia se derrama de generación
en generación” (Lc 1, 50),
También nosotros alabamos juntos a Dios por todo lo que ha hecho por la
humilde Esclava del Señor. Le glorificamos, le damos gracias. Reavivamos nuestra
confianza y nuestra esperanza, inspirándonos en esta maravillosa oración de María.
En las palabras del „Magníficat‟ se manifiesta todo el corazón de nuestra
Madre. Son hoy su testamento espiritual. Cada uno de nosotros debe mirar, en
cierto modo con los ojos de María, la propia vida, la historia del hombre. A este
propósito son muy hermosas las palabras de San Ambrosio: “Esté en cada uno el
alma de María para engrandecer al Señor, esté en cada uno el espíritu de María
para exultar en Dios; si, según la carne, es una sola la Madre de Cristo, según la fe,
todas las almas engendran a Cristo: en efecto, cada una acoge en sí al Verbo de
Dios”. (Exp. ev. sec. Lucam II, 26).
Hemos repetir también nosotros como María: ha hecho cosas grandes en mí.
Porque lo que ha hecho en Ella, lo ha hecho para nosotros y, por lo tanto, también
lo ha hecho en nosotros. Por nosotros se ha hecho hombre, nos ha traído la gracia
y la verdad. Hace de nosotros hijos de Dios y herederos del cielo.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)