I Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Lunes
Mc 1, 14-20
El reino de Dios está cerca . “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está
cerca; conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc 1, 15). Jesucristo fue enviado
por el Padre “para anunciar a los pobres la Buena Nueva” (Lc 4, 18). En efecto,
Jesús no es sólo el anunciador del Evangelio, de la Buena Nueva, sino que Él mismo
es el Evangelio (cf. EN 7).
El reino de Dios está cerca, son las primeras palabras que Jesús pronuncia
ante la multitud: contienen el núcleo de su Evangelio de esperanza y salvación, el
anuncio del reino de Dios.
El Reino es gracia, amor de Dios al mundo, para nosotros fuente de serenidad
y confianza: “No temas, pequeño rebaño -dice Jesús-, porque a vuestro Padre le ha
parecido bien daros a vosotros el Reino” (Lc 12, 32). Los temores, los afanes y las
angustias desaparecen, porque el reino de Dios está en medio de nosotros en la
persona de Cristo (cf. Lc 17, 21).
El reino de Dios esta cerca nos anuncia que Dios es quien reina, que Dios es el
Señor, y que su señorío está presente, es actual, se está realizando. Por tanto, la
novedad del mensaje de Cristo es que en él Dios se ha hecho cercano, que ya reina
en medio de nosotros, como lo demuestran los milagros y las curaciones que
realiza.
Dios reina en el mundo mediante su Hijo hecho hombre y con la fuerza del
Espíritu Santo (cf. Lc 11, 20). El señorío de Dios se manifiesta en la curación
integral del hombre. De este modo Jesús quiere revelar el rostro del verdadero
Dios, el Dios cercano, lleno de misericordia hacia todo ser humano; el Dios que nos
da la vida en abundancia, su misma vida. En consecuencia, el reino de Dios es la
vida que triunfa sobre la muerte, la luz de la verdad que disipa las tinieblas de la
ignorancia y de la mentira.
Pidamos a María santísima que obtenga siempre para la Iglesia la misma
pasión por el reino de Dios que animó la misión de Jesucristo: pasión por Dios, por
su señorío de amor y de vida; pasión por el hombre, encontrándolo de verdad con
el deseo de darle el tesoro más valioso: el amor de Dios, su Creador y Padre.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)