II Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Miércoles
Mc 3,1-6
¿Se le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay qué dejarlo morir?
Se presenta a Jesús, para que lo cure, un hombre con la mano seca, en día de
sábado, Jesús, en primer lugar, hace a los presentes esta pregunta: “¿Es lícito en
sábado hacer bien o mal, salvar una vida o matarla? y ellos callaban. Y dirigiéndoles
una mirada airada, entristecido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
Extiende tu mano. La extendió y su mano quedó sana” (Mc 3, 5). Se trata de un
milagro muy conectado con la disputa sobre la observancia del sábado.
Si Jesús realiza en sábado algunos de sus milagros, lo hace no para violar el
carácter sagrado del día dedicado a Dios, sino para demostrar que este día santo
está marcado de modo particular por a acción salvífica de Dios. Este obrar es para
el bien del hombre; por consiguiente, no es contrario a la santidad del sábado, sino
que más bien la pone de relieve: “El sábado fue hecho a causa del hombre, y no el
hombre por el sábado. Y el dueño del sábado es el Hijo del hombre” (Mc 2, 27-28).
Desde este contexto nos preguntamos ¿cómo entender nosotros realmente el
domingo?, ¿qué es? El Catecismo de la Iglesia Católica nos dirá: “La Iglesia, desde
la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la resurrección de
Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón
„día del Señor‟ o domingo. El día de la Resurrección de Cristo es a la vez el „primer
día de la semana‟, memorial del primer día de la creación, y el „octavo día‟ en que
Cristo, tras su „reposo‟ del gran Sabbat, inaugura el Día „que hace el Señor‟, el „día
que no conoce ocaso‟.
Para los cristianos el Domingo vino a ser el primero de todos los días, la
primera de todas las fiestas, el día del Señor, el „domingo‟ (CIC, 1166.2174). Es
mediante la Resurrección del Señor que el domingo es establecido como el día
privilegiado, como el día de la Reconciliación.
La importancia del sábado, del domingo para nosotros, esta en usar el
descanso para encontrarnos con Dios y con los demás; lo importante es que sea
tiempo sagrado, y por tanto, un tiempo para santificarnos. El domingo es para
extender la mano hacia Jesús y encontrarnos con Dios y con los hermanos. El
domingo, día del Señor, no pretende ser más que eso, un día dedicado para
enriquecer la experiencia del encuentro con Dios.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)