DOMINGO 31. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
Mt. 23, 1-12
Entonces Jesús, dirigiéndose a la gente y a sus discípulos, les dijo –En la
cátedra de Moisés se han sentado los maestros de la ley y los fariseos.
Obedecedles y haced lo que os digan, pero no imitéis su ejemplo, porque no
hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas e insoportables, y las ponen sobre
las espaldas de los hombres; pero ellos no mueven ni un dedo para
llevarlas. Todo lo hacen para que los vea la gente: ensanchan sus filacterias
y alargan los flecos del manto; les gusta el primer puesto en los convites y
los primeros asientos en las sinagogas; que los saluden por la calle y los
llamen maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque
uno es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Ni llaméis a nadie
padre vuestro en la tierra; porque uno sólo es vuestro Padre: el del cielo. Ni
os dejéis llamar preceptores, porque uno sólo es vuestro preceptor: el
Mesías. El mayor entre vosotros será el que sirva a los demás. Porque el
que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.
CUENTO: EL SABIO NECIO
Sentado en un banco vi a un ciego solitario. Gritaba una y otra vez:
- ¡Soy el hombre más sabio de la tierra!. ¡Nadie sabe tanto como yo!
Me acerqué a saludar a aquel ciego. Y comenzamos a conversar:
-¿Desde cuándo es usted ciego?
- Desde el día que nací – me contestó
Entonces le pregunté:
- ¿Qué camino de la sabiduría sigue?
- ¡Soy el mejor astrónomo!
Sólo entonces me di cuenta de la gran necedad de aquel pretendido sabio.
ENSEÑANZA PARA LA VIDA:
Si hay una cosa en el Evangelio que irrita a Jesús y lo hace salirse de sus
casillas, aparte de la injusticia, es sin duda el comportamiento farisaico, la
hipocresía, el creerse superiores a los demás. Era el gran pecado de los
fariseos y de tantos otros que llamándose cristianos no dan testimonio
auténtico de la fe. Dice el Concilio Vaticano II que una de las causas del
ateísmo moderno es precisamente el comportamiento incoherente y a veces
escandaloso de los propios cristianos. Y fariseos hay en todos los estratos
de nuestra Iglesia, todos tenemos algo de fariseos. A quién no le gusta el
poder o el pavonearse, alardeando de títulos y derechos. La misma
Jerarquía de la iglesia ha hecho caso omiso de la prohibición de llamar a
nadie padre o maestro. Y ahí estamos llamando a los obispos eminencia,
padre a os sacerdotes, Santo Padre al Papa, etc, etc. Nos gusta destacar, se
nos olvida el ejemplo del Señor, que siendo rico y divino, se hizo pobre y
humano. El poder, según el Evangelio, al menos en la Iglesia es para servir,
no para mandar ni imponer. La autoridad es necesaria, pero nunca como
autoritarismo, sino con misericordia, la misericordia de Dios. Es esencial al
cristianismo la existencia de la Jerarquía, pero la forma de ejercer la
autoridad en ella puede ser relativa, acercándose a ser lo que debe ser: un
servicio espiritual a la comunión y a la unidad, un signo visible de la unida
del mismo Dios Trinidad. Y esta es la paradoja del Evangelio: que el que
mayor mande, más sirva, que los últimos son los primeros, que no hay
mayor amor que dar la vida.
Pero, ay, cuánto nos cuesta, cuánto me cuesta ser humilde. Sólo desde la fe
verdadera es posible esta inversión de valores contrapuesto a los de un
mundo que busca ante todo el poder, el éxito, la fama, el ser los primeros,
el salir en la televisión, el ser primera página en los periódicos. Nos gusta
que nos reconozcan y nos hagan homenajes Y además nos lo creemos,
como el pretendido sabio del cuento de hoy, que no se daba cuenta de su
necedad. Su ceguera le hacía alardear de lo que era en realidad.
Os invito y me invito a crecer en estos valores del Evangelio que Jesús nos
propone: la coherencia entre fe y vida, para no ser fariseos; la humildad y
la capacidad de servicio, que nos hace libres y disponibles para los demás;
la aceptación de la verdad de nuestra vida, con sencillez y alegría, dando
testimonio entre quienes nos rodean; el ejercicio de la autoridad que
tengamos: en el trabajo, la familia, el colegio, la universidad, la junta de
vecinos, la asociación, la comunidad, la ONG, el liderazgo social o
político…como servicio a los demás, y no como provecho para nosotros.
Hoy la Iglesia también recuerda a todos los Fieles Difuntos y los
encomienda a la misericordia de Dios. Seguramente entre los nuestros
tenemos personas que han destacado por su humildad, su bondad, su
sabiduría cimentada en el ejemplo de vida, su generosidad, su fe y
confianza en Dios. Que descansen en la paz del Señor y sigan siendo
modelos de humanidad y de fe para nosotros.
DESEO QUE SIGAIS CRECIENDO ANTE TODO EN LA CERTEZA DEL AMOR
DE DIOS HACIA TODOS Y CADA UNO DE NOSOTROS, Y EN SU LLAMADA A
SUPERARNOS Y SER MEJORES PERSONAS Y MEJORES CRISTIANOS CADA
DÍA. ¡FELIZ SEMANA!