Dios quiere dar vida al pecador convertido
26 de Ocubre de 2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras se
encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son pocos los
que se salvan?».
Jesús le respondió: «Esfuércense por entrar por la puerta, que es angosta, pues Yo
les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando el dueño de la
casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se
pondrán a tocar la puerta, diciendo: “Seor, ábrenos”. Pero Él les responderá: “No
sé quienes son ustedes”. Entonces le dirán con insistencia: “Hemos comido y
bebido contigo y Tú has enseado en nuestras plazas”. Pero Él replicará: “Yo les
aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos ustedes los que
hacen el mal”. Entonces llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a
Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes se
vean echados fuera. Vendrán muchos del Oriente y del Poniente, del Norte y del
Sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios.
Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los
primeros, serán los últimos». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, ayúdame a aceptar tu Evangelio y a comprender que no es posible alcanzar
la santidad si mi vida está dominada por la ley del menor esfuerzo. Guía esta
oración, ayúdame a guardar el silencio necesario para saber escucharte.
Petición
Señor, ayúdame a crecer en la virtud para tener la disposición habitual y firme a
hacer el bien.
Meditación
«El Señor no quiere la muerte del malvado, sino que se convierta y que viva; su
deseo es perdonar siempre, salvar, dar la vida, transformar el mal en bien. […] Ser
salvados no quiere decir simplemente escapar del castigo, sino ser liberados del
mal que nos habita. No es el castigo el que debe ser eliminado, sino el pecado, ese
rechazo a Dios y del amor que lleva en sí el castigo. Dirá el profeta Jeremías al
pueblo rebelde: “¡Que tu propia maldad te corrija y tus apostasías te sirvan de
escarmiento! Reconoce, entonces, y mira qué cosa tan mala y amarga es
abandonar al Seor, tu Dios”. Es de esta tristeza y amargura de donde el Seor
quiere salvar al hombre liberándolo del pecado. Pero es necesaria una
transformación desde el interior, una pizca de bien, un comienzo desde donde partir
para cambiar el mal en bien, el odio en amor, la venganza en perdón.» (Benedicto
XVI, 18 de mayo de 2011)
Reflexión apostólica
«Los hombres vivían de modo espontáneo en íntima comunión con Dios. Adán y
Eva conocían el amor que Dios les tenía y respondían a este amor cumpliendo su
santa voluntad. Pero después, tentados por el maligno, desobedecieron. Al romper
su comunión con Dios por el pecado, abrieron así la puerta al mal y a la muerte, y,
sobre todo, perdieron el trato filial y confiado con su Creador» (Manual del miembro
del Movimiento Regnum Christi , n. 145).
Propósito
En pequeñas renuncias iré fraguando mi salvación.
Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por mostrarme el camino angosto que debo seguir. No debo
esperar algo extraordinario sino que en la vida familiar, en el trabajo, en el tiempo
de descanso…, es donde siempre habrá una ocasin para negarme a mí mismo, por
amor a Ti. Desde ahí, desde esos actos aparentemente pequeños, cumplidos por
amor a Dios, es como podré pasar por la puerta estrecha.
«No den entrada al demonio a ninguna parte de la casa, ni siquiera permitan que
pise la entrada de la puerta, no; para el demonio no debe haber lugar, porque su
casa y sus corazones son ante todo y sobre todo la morada de Dios»
( Cristo al centro, n. 884).