Tiempo de Navidad, (Año Par)
9 de Enero
Jn 3, 22-30
El amigo del novio se alegra de oír su voz . Los discípulos del Bautista sienten
celos porque Jesús también está bautizando. Pero Juan muestra la grandeza de su
corazón y la coherencia con su postura de precursor. Vuelve a recordar: „yo no soy
el Mesías‟, y se compara con el amigo del esposo, que acompaña a éste a la boda.
Él no es el esposo, sino el compañero, que se alegra por la alegría del esposo. Juan
dice claramente: „él tiene que crecer y yo tengo que menguar‟.
San Juan es nuestro modelo de humildad: Él sabe que no es la Palabra, sino la
voz que le hace eco. No se busca a sí mismo. Es testigo de Otro, le prepara el
camino y dirige hacia él a sus discípulos.
La persona de Juan el Bautista nos invita a ser humildes, a sabernos retirar
para que Cristo entre y se manifieste a los hermanos plenamente; a saber
renunciar a cualquier privilegio, porque sólo queremos como recompensa
alegrarnos con la voz del esposo. Es una lección de humildad ante el Señor Jesús a
quien no podemos suplantar con nuestros intereses personales de poder o de
honor.
“Es preciso que él crezca y que yo disminuya” (Jn 3, 30): estas palabras del
Bautista constituyen un programa para todo cristiano: Dejar que el „yo‟ de Cristo
ocupe el lugar de nuestro „yo‟. En otras palabras, poner en primer lugar en nuestro
corazón al Esposo, Jesús, y no alguna otra cosa. San Juan nos enseña a poner a
Cristo como primer lugar en nuestro corazón, dejando que Cristo vaya marcando
las prioridades de nuestra existencia.
Que la Santísima Virgen nos acoja en su corazón de madre para que podamos
seguir con eficacia el ejemplo de san Juan Bautista, que con su vida dio verdadero
testimonio de amor a Cristo.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)