IV Domingo del Tiempo Ordinario (Año Par)
Jueves
Mc 6, 7-13
Envió a los discípulos de dos en dos . “Y llama a los Doce y comenzó a
enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó
que nada tomaran para el camino, fuera de un bastón; ni pan, ni alforja,…; sino
„Calzados con sandalias y no vestir dos túnicas‟...”.
Este hecho tiene una importancia decisiva para entender la vida y la misión de
Cristo: su misión tenía que continuar, ser permanente, de manera que cada
persona, en todo tiempo y lugar de la historia, tuviera la posibilidad de escuchar la
Buena Nueva del amor de Dios y ser salvado.
Por esto eligió colaboradores y comenzó a enviarles por delante a predicar el
Reino y curar a los enfermos. La invitación de Jesús “¡Vayan!” se dirige en primer
lugar a los apóstoles, y hoy a sus sucesores: el Papa, los obispos, los sacerdotes.
Pero no sólo a ellos. Éstos deben ser las guías, los animadores de los demás, en la
misión común. Pensar de otro modo sería como decir que se puede hacer una
guerra sólo con los generales y los capitanes, sin soldados; o que se puede poner
en pié un equipo de fútbol sólo con un entrenador y un árbitro, sin jugadores.
Tras este envío de los apóstoles, Jesús, se lee en el Evangelio de Lucas,
“designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las
ciudades y lugares a donde él había de ir” (Lc 10, 1). Estos setenta y dos discípulos
eran todos los que Él había reunido hasta ese momento, o al menos todos los que
le seguían con cierta continuidad. Jesús, por lo tanto, envía a todos sus discípulos,
también a los laicos.
Jesús nos llama a todos a colaborar con Él en la salvación de las almas, de
muchas almas, empezando por las de nuestras y las de nuestros familiares y
personas, que están más cercanas. Nos llama a acompañarlo y a conocerlo más
íntimamente. Ese mismo llamado que hizo a los Doce hoy nos lo hace a nosotros.
Nos invita a estar cerca de Él. Esa es la vocación de todo cristiano: buscar
parecerse a Jesús, copiar en nosotros alguno de sus rasgos, que es lo que
llamamos Santidad , y a llevar el mensaje de salvación a todos los hombres, que es
lo que llamamos Apostolado . Esta es la doble vocación o llamado de todo cristiano,
independientemente de nuestro estado. Jesús quiere, que lo compartamos con los
demás.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)