IV Domingo del Tiempo Ordinario (Año Par)
Sábado
Mc 6, 30-34
Andaban como ovejas sin pastor . El Evangelio de hoy nos dice que “Al
desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban
como ovejas sin pastor…”. Una oveja sin pastor es una oveja descarriada y perdida.
Va errando por los montes sin saber adonde ir, y está expuesta al asalto de
cualquier enemigo.
También los hombres necesitamos a un pastor que oriente nuestros pasos,
que ilumine nuestras mentes. Porque la libertad humana es una libertad atada y
sólo puede realizarse cuando el hombre escucha y responde a una llamada. Jesús
es el Dios con nosotros. Jesús está delante de nosotros, el único pastor, el Buen
Pastor que reúne a las ovejas descarriadas y perdidas.
Por eso, en el Evangelio de hoy, Jesús se compadece de la gente, al ver que
andan desorientados, como ovejas sin pastor. Él ve la miseria espiritual del pueblo:
por eso comienza a enseñarle. Y el milagro que hará en seguida y en ese mismo
lugar, la multiplicación del pan, será la señal de su inmenso amor de pastor.
También hoy en día mucha gente anda desorientada, también hoy en día
muchos caminan por el mundo como ovejas sin pastor. Como consecuencia, hoy en
día, las verdades de la fe y de la religión son cuestionadas, todo se pone en duda. Y
eso a muchos les produce incertidumbre y hasta angustia. Porque no están
acostumbrados a vivir bajo la influencia de tantas opiniones y tan contradictorias.
Sin embargo, es esta fe la que nos da la verdadera seguridad en Dios y que
nos hace superar toda desorientación, duda e incertidumbre. Cuando todas las
verdades parecen cuestionables, cuando no hay quien encuentre el camino, cuando
la vida se convierte en problema entonces el Buen Pastor nos llama diciéndonos:
“Yo soy el camino y la verdad y la vida”. Sí, la doctrina, la vida y la persona del
Buen Pastor, Jesús, nos dan luz, claridad y seguridad en nuestro camino de vida.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)