V Domingo del Tiempo Ordinario (Año Par)
Lunes
Mc 6, 53-56
Cuantos tocaban a Jesús quedaban curados . Terminada la travesía, llegaron a
tierra en Genezaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas lo reconocieron, regaron
la noticia por toda aquella región y trajeron donde El a todos los enfermos. Le
pedían tocar siquiera el borde de su manto, y cuantos lo tocaron quedaron curados,
hemos escuchado en el evangelio.
Jesús no sólo enseña de palabra sino que realiza numerosos milagros,
prodigios y signos que muestran que el Reino de Dios está presente en El. Estos
milagros, prodigios y signos dan testimonio de que Jesús es el Mesías anunciado
por los profetas.
Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre lo ha enviado.
Estos signos invitan a creer en Jesús. A los que acuden a él con fe Jesús les
concede lo que piden. Por tanto, los milagros fortalecen la fe en Jesús que hace las
obras de su Padre: estas obras testimonian que él es Hijo de Dios.
La acción del Mesías es la de liberarnos del pecado y sus consecuencias como
son las enfermedades, por eso es que la época mesiánica se inaugura con
curaciones de toda clase y culmina en la resurrección. No es que tal o cual
enfermedad se deba en esta o en aquella persona a tal o cual pecado cometido,
sino que en general, las enfermedades se deban a la situación de pecado en la que
se encuentra la humanidad desde el pecado del primer hombre. Ahora estamos ya
liberados en Cristo. Si ahora todavía subsisten las enfermedades, éstas tienen ya
otra connotación. Son fuerzas positivas que se juntan en la cruz de Cristo para
producir la resurrección. Su presencia nos incita a luchar por hacerlas desaparecer
y llegar así a la salud que Cristo nos brinda. La muerte incluso desaparecerá gracias
a la resurrección de Cristo.
Sí, Jesús vino para que todos “tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,
10). Es la actualidad de la novedad gozosa del anuncio clave de todo el Evangelio,
hemos resucitado en Cristo resucitado.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)