Sabado despues de Ceniza (Año Par)
Lc 5, 27-32
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores . En su vida terrena
Jesús solía mostrarse particularmente cercano de quienes, a los ojos de los demás,
pasaban por pecadores. Por ello lo acusaban de ser “amigo de publicanos (es decir,
de los recaudadores de impuestos, de mala fama, odiados y considerados no
observantes: cf. Mt 5, 46; 9, 11; 18, 17) y pecadores”.
En efecto, a Jesús le vemos en el episodio referente al jefe de los publicanos
de Jericó, Zaqueo, a cuya casa Jesús, por así decirlo, se auto-invitó: “Zaqueo, baja
pronto porque hoy me hospedaré en tu casa”. Y cuando el publicanos bajó lleno de
alegría, y ofreció a Jesús la hospitalidad de su propia casa, oyó que Jesús le decía:
“Hoy ha venido la salud a tu casa, por cuanto éste es también hijo de Abraham;
pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido” (cf. Lc
19, 1-10). De este texto se desprende no sólo la familiaridad de Jesús con
publicanos y pecadores, sino también el motivo por el que Jesús los buscara y
tratara con ellos: su salvación.
Jesús, que era “semejante a nosotros en todo excepto en el pecado”, se
mostró cercano a los pecadores y pecadoras para alejar de ellos el pecado. Pero
consideraba este fin mesiánico de una manera completamente „nueva‟ respecto del
rigor con que trataban a los „pecadores‟ los que los juzgaban sobre la base de la
Ley antigua. Jesús obraba con el espíritu de un amor grande hacia el hombre, en
virtud de la solidaridad profunda, que nutría en Sí mismo, con quien había sido
creado por Dios a su imagen y semejanza (cf. Gén 1, 27; 5, 1).
El Hijo de Dios ha venido al mundo para revelar este amor. Lo revela ya por el
hecho mismo de hacerse hombre: uno como nosotros. Esta unión con nosotros en
la humanidad por parte de Jesucristo, verdadero hombre, es la expresión
fundamental de su solidaridad con todo hombre, porque habla elocuentemente del
amor con que Dios mismo nos ha amado a todos y a cada uno. Jesús quiere darnos
a entender que, aunque el mal reine en la historia humana, Dios sigue perdonando
siempre.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)