II Semana de Cuaresma (Año Par)
Lunes
Lc 6,36-38
Perdonen y serán perdonados . ¡El perdón! Cristo nos ha enseñado a perdonar.
Muchas veces y de varios modos Él ha hablado de perdón. Cuando Pedro le
preguntó cuántas veces habría de perdonar a su prójimo, “hasta siete veces?”.
Jesús contestó que debía perdonar “hasta setenta veces siete” ( Mt 18, 21 s.). En la
práctica, esto quiere decir siempre: efectivamente, el número “setenta” por “siete”
es simbólico, y significa, más que una cantidad determinada, una cantidad
incalculable, infinita.
Jesús al responder a la pregunta sobre cómo es necesario orar, Cristo
pronunció aquellas magníficas palabras dirigidas al Padre: “Padre nuestro que estás
en los cielos”; y entre las peticiones que componen esta oración, la última habla del
perdón: “Perdónanos nuestras deudas, como nosotros las perdonamos” a quienes
son culpables con relación a nosotros (“a nuestros deudores”).
Cristo mismo confirmó la verdad de estas palabras en la cruz, cuando,
dirigiéndose al Padre, suplicó: “Perdónalos!”, “Padre, perdónalos, porque no saben
lo que hacen” (Lc 32, 34).
“Perdón” es la palabra del corazón humano. En esta palabra del corazón cada
uno de nosotros se esfuerza por superar la frontera de la enemistad, que puede
separarlo del otro, trata de reconstruir el interior espacio de entendimiento, de
contacto, de unión. Cristo nos ha enseñado con la palabra del Evangelio y, sobre
todo, con el propio ejemplo, que este espacio se abre no sólo ante el otro hombre
sino, a la vez, ante Dios mismo.
El Padre, que es Dios de perdón y de misericordia, desea actuar precisamente
en este espacio del perdón humano, desea perdonar a aquellos que son capaces de
perdonar recíprocamente, a los que tratan de poner en práctica estas palabras:
“Perdónanos... como nosotros perdonamos”; o también la exhortación que nos hace
Jesús en el evangelio: “ Perdonen y serán perdonados”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)